Despiertos y AtentosMuestra

Esperando lo inesperado

En Mateo 25, el novio había aparecido en un tiempo inesperado, fue por eso que las cinco jóvenes insensatas no estaban listas. Ellas creían que el novio aparecería conforme a su tiempo, y cuando llegó, se les apagaban sus lámparas.

Una persona despierta y atenta siempre espera lo inesperado.

Dios es predeciblemente impredecible. Él hace lo que quiere, con quien quiere, como quiere y cuando quiere. Es imposible encajonar a Dios en nuestros métodos y nuestros tiempos. Es nuestro deber vivir despiertos y atentos, esperando constantemente lo inesperado. 

El pueblo judío esperaba al Mesías, al enviado, a la promesa. Pero no esperaba que llegara en la forma de un bebé, ni que naciera en un pesebre humilde y que creciera entre personas comunes y corrientes. Tampoco esperaba que cuando fuese adulto trabajara como carpintero. 

Pero lo que menos esperaban era que ese Mesías viniese a declarar amor y paz, en lugar de venir con un ejército, montado en un caballo con escudo y espada, listo para derribar al Imperio Romano. 

Qué gran sorpresa habrá sido para ellos ver que Jesús vino con amor en su corazón a establecer el reino de Dios. Al ser inesperada su forma de venir, no lo reconocieron como el Cristo, a pesar de haberlo estado esperando tanto tiempo. 

¿Cuántas veces no vemos lo que Dios nos envía porque no esperamos lo inesperado? Esto nos sucede cuando reducimos lo que Dios hace a nuestro conocimiento y a nuestra manera de ver las cosas.

Cuando vives atento y despierto, esperas lo inesperado. 

Por años mi esposa y yo esperamos que nuestra iglesia nos pidiera que nos mudáramos a Latinoamérica. Estábamos expectantes, pero cuando sucedió, fue totalmente inesperado, ya que en 2015 nuestra iglesia se había expandido a otras localidades, y nuestros roles eran totalmente distintos. 

Fue totalmente inesperado que el pastor Brian nos lo dijera en ese momento, pero cuando lo hizo, no tuvimos que esperar, pensar, orar, o buscar consejo, sino que estábamos listos para entrar en esa nueva etapa. Cuando vives despierto y atento, esperas lo inesperado, porque Dios es predeciblemente impredecible. 

¡No esperemos que Dios obre en nuestras vidas a nuestra manera, posicionémonos para que obre en nuestras vidas a su manera y en su tiempo!