Despiertos y AtentosMuestra

Preparados para cualquier posibilidad

La vida de fe está llena de posibilidades que no nacen de tus circunstancias, sino de las promesas de Dios. Estas posibilidades son dadas y guiadas por él, y si vivimos despiertos y atentos, estaremos preparados para experimentarlas. 

Los versículos 3 y 4 nos cuentan que las insensatas no se abastecieron de aceite, sino que se prepararon sólo para un momento, y como el novio no apareció en el momento esperado, no estaban preparadas. Sin embargo, las prudentes estaban posicionadas y listas para que, cuando llegara el novio, pudiesen regocijarse con él y entrar con él al banquete. 

Debemos estar siempre preparados para cualquier posibilidad. 

2 Timoteo nos llama a vivir preparados, antes de que llegue la oportunidad. El problema de nuestra generación es que muchos esperamos a que llegue la oportunidad para luego prepararnos. Pero la realidad es que son aquellos que viven preparados los que que verdaderamente pueden aprovechar las oportunidades cuando se presentan. 

La fe no es una excusa para ser perezosos, sino que nos lleva a crecer, madurar y estar listos para que, cuando sea el tiempo oportuno, podamos entrar a lo que Dios tiene preparado para nosotros. 

No te preparas para las oportunidades, sino que las oportunidades vienen a ti si estás preparado. 

En nuestra iglesia tenemos una cultura que requiere estar preparado en todo momento. Creemos que, si venimos preparados para que Dios nos use, en el momento correcto, él lo hará. 

Hace unos años atrás me encontraba en la última sesión de nuestro congreso en Londres, en el O2 Arena. Ya cerca del cierre, sentí que alguien tocó mi hombro. Cuando me di vuelta, me encontré con el pastor Brian (nuestro pastor global), y me pidió que predicara en la última sesión del congreso. El predicador de esa noche se había enfermado y no podía salir de la cama.

Me pregunto ¿qué hubiese pasado si yo le hubiese dicho a Brian que no estaba preparado? Probablemente hubiese sido la última vez que me hubiese pedido salir del banco para entrar al campo de juego. 

Así que subí a esa plataforma y fue la primera vez que prediqué en uno de nuestros congresos. Más de 1000 personas aceptaron a Cristo esa noche. Dios hizo lo que solo él puede hacer y usó mi vida, porque yo estaba preparado. 

¿Qué pasaría si el día de hoy Dios te llama para salir del banco y entrar al campo de juego? ¿Estarás preparado?

¡Vivamos despiertos y atentos para estar preparados ante cualquier posibilidad!