Una Vida ResistenteMuestra

Los planos correctos

En los capítulos 5, 6 y 7 del libro de Mateo, podemos escuchar a Jesús enseñando de una manera tan clara, como nadie lo había hecho hasta ese momento. Esas palabras siguen siendo desafiantes para nosotros hoy en día. 

Jesús nos dejó en estos tres capítulos los planos con los que podemos y debemos edificar nuestras vidas. El sermón del monte está lleno de principios y razonamientos que, al implementarlos, nos permitirán construir una vida firme. 

Gozarnos cuando somos maltratados, brillar en la oscuridad, negarnos a vivir con las reglas de la venganza; despojarnos del rencor hacia nuestro prójimo, amar a nuestros enemigos y ayudar a los necesitados en lo secreto; poner a Dios en primer lugar, no vivir bajo la nube de la preocupación, posicionarnos con firmeza ante la tentación, no juzgar a otros y hacer siempre la voluntad de Dios. ¿Cómo sería nuestro mundo si viviésemos de acuerdo con estos principios?

Cuando construyes tu vida con los planos y fundamentos correctos, sabes en qué lugar estás parado. Venga lo que venga, no vas a flaquear en tu fe ni te rendirás ante la tormenta. Si construyes sobre la roca, no te caerás ante la decepción o el desánimo, sino que seguirás adelante como aquel hombre prudente que construyó su casa sobre la roca firme. 

Las personas que sobresalen y brillan en la oscuridad son aquellas que tienen carácter firme. Y todo lo que Jesús nos enseñó nos ayuda a crecer y fortalecer constantemente nuestro carácter como cristianos. 

¿Cómo está tu carácter? ¿Estás dejando que el alfarero lo moldee?

Una reputación larga y digna de respeto no puede edificarse sobre un carácter débil. Pero cuando aplicamos lo que hemos escuchado, nuestro carácter se moldea de tal manera que vivimos vidas preparadas para resistir en medio de las circunstancias difíciles. Tal vez buscas una revelación fresca, pero aún no has aplicado lo que Dios reveló a tu corazón el día de ayer.

Seamos personas con una fe resistente ante los desafíos, pero con un corazón blando y dispuesto a dejarse moldear por las manos de nuestro Dios.