Parábolas de JesúsMuestra

LA ALEGRÍA DE DAR FRUTO

La primera referencia en esta parábola, es una advertencia al pueblo de Israel. El cual no estaba dando los frutos de arrepentimiento y fe que Dios esperaba. Es como si Dios les dijera: “Esto es lo que espero de ustedes, no están dando fruto. Mi paciencia tiene un límite, pero como los amo voy a darles otra oportunidad” 

Ahora vamos a aplicarla a nuestras vidas hoy. Una de las características que hacen a una mejor vida es ser fructíferos. El pacto que Dios propone es: “Te bendeciré y serás bendición.”

En esta parábola la palabra que se repite es fruto. Vivir una vida fructífera. La clase de vida donde uno es una bendición para los otros. 

Dios tiene frutos que desea producir en nosotros y a través de nosotros. Buenas obras que preparó de antemano para que nosotros llevemos a cabo.  

Podemos mirar nuestra vida y preguntarnos: ¿estoy dando fruto? ¿Puedo dar más? Más fruto en mis relaciones, en mi salud, en mis estudios, en mi trabajo, en mi desarrollo espiritual, en mi servicio a Dios. 

Noten que el dueño conoce su viña y dice, “Esa higuera lleva 3 años sin producir higos. Es una higuera inútil. ¡Córtenla!”. Pero Jesús dice “démosle tiempo”. 

¿De la misma manera, puede haber áreas de tu vida en las cuales no estás dando el fruto que esperabas? Y quizás te preguntes: ¿Estará enojado Dios conmigo? 

Dios quiere que oigas la voz de Jesús que dice “No vamos a cortarlo. Voy a trabajar en el” La obra que ha comenzado en tu vida, El se encargará de completarla, porque El es fiel, te ama y todavía tiene esperanza.

En el sistema de este mundo si algo o alguien no funciona, se prescinde de ello. El reino de Dios es diferente. Sino funciona, Jesús dice: “démosle más gracia. Va a necesitar más ayuda, más amor, más atención, más paciencia”. 

Quiero darles una palabra de aliento hoy. El deseo de Dios no es cortarlos. Dios quiere hacer su obra en Uds. con Uds. y a través de Uds. El quiere que sientan el gozo de ser fructíferos. Anímense, tengan esperanza. Dios es bueno.  

No se conformen con tener una vida infructuosa. Reconozcan las áreas improductivas. No se justifiquen ni pongan excusas. Acudan a Jesús, el es un viñador dispuesto a trabajar en cada higuera.

Estar ocupados no significa que seamos fructíferos. A veces hacemos muchas cosas, estamos ocupados, pero no estamos enfocados. Y por querer hacer muchas cosas, no terminamos de hacer bien las que realmente importan. 

Así, podemos llegar a descuidar nuestro matrimonio, nuestra paternidad, nuestra relación con el Señor. 

En ocasiones, también he visto personas que, por estar tan ansiosos por el futuro, descuidan su presente. No está mal soñar con grandes cosas, pero haciendo las pequeñas que hoy nos toca hacer.

En la parábola, Jesús dice que para conseguir frutos hay que cavar alrededor de la higuera y poner abono. 

Creo que el abono viene en forma de sufrimiento, dificultades, pérdidas, fracasos, traumas, pruebas. Cosas que, como el abono, huelen mal. Pero Dios nos ama tanto que pone ese abono y cava alrededor de las raíces porque quiere que des mucho fruto.

Lleva un tiempo para que el abono se convierta en frutos. Muchas personas empezaron con mucho abono en sus vidas. Pero por la gracia de Dios, a su tiempo han producido una gran cosecha. 

Quiero animarlos. Darles esperanza. No se den por vencidos. Su dolor puede volverse un gran aprendizaje. Lo que más apesta en sus vidas en este momento, podría ser lo que Dios más use para darles una enorme cosecha. De los grandes quebrantos surgen los grandes ministerios.

Jesús no está enojado. No ha venido a cortarte. El tiene grandes expectativas para ti, y lo que hoy apesta, será alegría y abundante fruto mañana.

Dios tiene cosas maravillosas para algunos de Uds. Tengan esperanza y confíen en el viñador. Dejen que Jesús siga trabajando en sus corazones y en sus vidas. Y verán que nada de lo que hayan tenido que atravesar en sus vidas habrá sido en vano. ¡Dios los ama y quiere compartir con ustedes la alegría de dar fruto!

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