[Serie ¿A quién alcanzarás?] A través del techo Muestra

¿Por qué haces lo que haces? ¿Cuál es tu misión en la vida?

A veces nuestra vida se siente como si fuéramos una pelota de goma que alguien ha arrojado a una cancha de raquetas, rebotamos de un lugar a otro. Saltamos del desayuno a la escuela, del trabajo y las reuniones al gimnasio o a cenar con la familia. La vida parece ser un rebote interminable que nos lleva del proyecto A al proyecto B. Nunca se detiene.

Muy pronto, ni siquiera sabemos por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo; solo estamos haciendo lo que sigue en nuestra lista de cosas que tenemos que hacer. Es fundamental que comprendamos que nuestra misión en la vida es lo que debe determinar lo que hacemos y no al revés. Es imposible vivir nuestras vidas revisando la lista de tareas pendientes, llena de una serie de actividades, y luego tratar de obtener un propósito de eso.

Si queremos vivir una vida próspera y con un propósito determinado, debemos priorizar nuestra misión; la misión es lo primero. Pregúntate: “¿Qué estoy tratando de lograr a través de mi trabajo? ¿Qué estoy tratando de lograr como padre o como cónyuge?”. Puedes hacerte esta pregunta en cada área de tu vida.

Pero hay más, ¿cuál es tu objetivo para hoy? Esa es una pregunta difícil de responder y, sin embargo, necesita ser respondida si deseas ser intencional con tu vida, tiempo y recursos. Para ser intencional y vivir una vida con un propósito determinado, te sugiero que:

1. Ores.
2. Planifiques.
3. Procedas.

He estado aplicando estos principios como parte de mi rutina diaria durante los últimos tres años y descubrí que cuando abro mi agenda ante Dios en oración, la mayoría de las veces, mi lista se acorta más de lo que he escrito. ¿Por qué? Porque a veces, mi lista está llena de actividades que me hacen sentir valioso, significativo y realizado, pero que tienen cero importancia a los ojos de Dios.

La lista de Dios se basa en el impacto que puedo tener en el Reino de Dios. Si eres un hijo de Dios, tu misión en la vida es conocer a Dios y darle a conocer. Una vez que conoces tu misión necesitas enfocarte en aquellas tareas que te permitirán cumplirla. ¿Quién es la persona con la cual hablarás de Jesús este año? ¿A quién alcanzarás? Mantente enfocado, permanece en la misión. No te conviertas en una pelota de goma que simplemente anda por ahí rebotando; conviértete en una flecha en las manos de Dios, decidida y orientada hacia la misión, hacia su blanco.