Pascua: Si la tumba pudiera hablarMuestra
La oscuridad durará para siempre
Todos hemos pasado por temporadas de desesperación, frustración, resentimiento y aislamiento. Momentos oscuros, temporadas oscuras y pensamientos oscuros han opacado nuestros días. La oscuridad mata la alegría. La oscuridad provoca miedo. La oscuridad dicta nuestro comportamiento. Un día sombrío nubla nuestro estado de ánimo. La oscuridad llega más rápido en el otoño con el cambio de horario. A nadie le gusta caminar solo por una casa oscura. Y luego cierran el ataúd. Eres solo tú y tu oscuridad. Tú y tu miedo más profundo. Para siempre. Nunca volverás a ver la luz. Nunca más volverás a experimentar la alegría. Vivirás en la agonía de la oscuridad día tras día. ¿Qué te parece eso? ¿Te pone ansioso? Regresa y lee el día dos. Si la tumba pudiera hablar, diría: "La oscuridad durará para siempre".
Pero, sin embargo, ahí está Jesús, la luz que derrotó a la oscuridad. Al tercer día, al amanecer, María y Pedro entran al sepulcro. Jesús se ha ido. Jesús no está muerto. ¡Jesús está vivo! La luz del mundo demostró a todos que las tinieblas no podían competir con su luz. ¡Esta luz es nuestra luz y nuestra oscuridad se ha ido! Su tumba dice: "Mi luz es la vida de los hombres".
ORA: “Jesús, cuando mi vida esté oscura, por favor permite que tu luz brille a través de cada grieta y abertura. Jesús, deja que tu luz me dé vida”.
Acerca de este Plan
Todos tenemos un común denominador. Moriremos. Yo moriré. Tú morirás. La muerte te vencerá. No serás capaz de esquivarla, eludirla, engañarla o hacerla desaparecer. Pero ahí está Jesús, el hombre que derrotó a la tumba. Jesús se enfrentó a la tumba y derrotó a la muerte. Cuando Jesús habla, la tumba habla.
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