Pascua: Si la tumba pudiera hablarMuestra
Todo lo que importa es el AHORA
Es tu mundo. Solo se vive una vez. Te encantan las preguntas sobre tu éxito de ahora. ¿Cuál es tu patrimonio neto? ¿Qué has logrado en la vida? ¿A cuánto asciende tu cuenta de jubilación? ¿Qué premios has ganado? ¿Hasta dónde has ascendido en la escala corporativa? ¿Qué vacaciones y experiencias has podido regalar a tus hijos? Lo único que importa es el ahora. Pasas entre 17 y 20 años en la escuela y entre 40 y 50 años trabajando para lograr una vida próspera. ¿Y luego qué? Bueno, te mueres. Tus cosas se quedan atrás y la gente se pelea por quién se queda con qué. Tal cual como tú y tu familia pelearon por las joyas de la abuela o la colección de herramientas del abuelo. ¿Alguna vez has pensado en eso? Pasas toda tu vida creando un inventario de cosas que no podrás llevarte cuando mueras. Si el sepulcro pudiera hablar, diría: "Todo lo que importa es el AHORA".
Pero, sin embargo, ahí está Jesús, el hombre que derrotó a la tumba. Jesús, cuyo hogar está en el cielo, eligió venir a vivir temporalmente con nosotros en la tierra. Hizo un alto en su camino. Jesús vivió en la tierra durante 33 años y luego volvió al cielo junto a su Padre. No estuvo aquí por mucho tiempo porque esta vida es solo temporal. Las cosas que acumulemos no importarán cuando lleguemos al cielo. Lo único que importará es que tengamos una relación con Jesús y que hagamos todo lo que se pueda para elevar su nombre mientras estemos en esta tierra. Importa más el para siempre que el ahora. Su tumba dice "Pon tus ojos en la eternidad y tu corazón en el cielo".
ORA: “Jesús, es muy difícil dejar de soñar con una vida próspera. Ayúdame a pensar en ti más de lo que pienso en lo material y en mis logros. Jesús, quiero que seas todo lo que necesito".
Escrituras
Acerca de este Plan
Todos tenemos un común denominador. Moriremos. Yo moriré. Tú morirás. La muerte te vencerá. No serás capaz de esquivarla, eludirla, engañarla o hacerla desaparecer. Pero ahí está Jesús, el hombre que derrotó a la tumba. Jesús se enfrentó a la tumba y derrotó a la muerte. Cuando Jesús habla, la tumba habla.
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