[Serie Una sola carne] Oración en una sola carne Muestra

Oremos con entendimiento 

«Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos», (Efesios 1:17-18). Las oraciones apostólicas que encontramos en las cartas de los apóstoles no son para pedir cosas temporales, sino entendimiento de las cosas eternas. Nuestra oración debe estar encaminada a pedir espíritu de sabiduría. 

La oración no es solamente para suplir necesidades particulares, sino para que alumbre el entendimiento, no para vanagloriarse del conocimiento, sino para saber la esperanza a la cual nos ha llamado y también conocer las riquezas de la gloria de su herencia en los santos. Cuando oras por ese entendimiento en tu vida y en la vida de tu cónyuge, entonces su matrimonio cambia. El matrimonio es transformado por cuanto Cristo te dispone a ser transformado por él.

Pablo en la carta a los colosenses dice: «Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad».

Cuando oramos lo hacemos para ser llenos del conocimiento de la voluntad de Dios en toda sabiduría e inteligencia espiritual. De este modo nos estamos disponiendo para someter nuestra mente a la sabiduría e inteligencia de Dios y nos preparamos para recibir su guía y poner los ojos en él y no en las fuerzas humanas y capacidades naturales para solucionar los problemas que debemos enfrentar diariamente. 

También debemos orar para andar como es digno del Señor Jesucristo, y de esta manera nuestras vidas sean de agrado ante él, llevando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios. Así nuestras vidas serán una manifestación del fruto de Dios y estarán en un continuo crecimiento en el Señor, puesto que cuando se vive una vida con Cristo no existe el estancamiento. 

Reflexionemos

¿Estas orando con entendimiento?