[Grandes versículos] El pueblo de Dios y el Dios del puebloMuestra

Una oración del tamaño de Dios

Mientras extiendes tu mano para sanar, y se realizan señales y maravillas a través del nombre de tu santo siervo Jesús.

Cuando oras a un gran Dios, haces que tus oraciones sean grandes, del tamaño de Dios, audaces, imposibles. Preguntas por el tipo de cosas que solo Dios puede hacer. Cuando oro con la gente y escucho una gran petición audaz, sonrío por dentro. Me encanta. Solo puedo imaginar lo que Dios piensa.

En Hechos 4, tenemos una gran petición. «Mientras extiendes tu mano para sanar, y se realizan señales y maravillas a través del nombre de tu santo siervo Jesús». Sana. Hace lo milagroso. Hace lo imposible. La petición no se trata de sí mismo. No se trata del ego de una persona, el bolsillo de una persona o la comodidad de una persona.

Se trata de Jesús y su reino, por lo que no hay necesidad de detenerse. Lo que Dios ha hecho en cualquier lugar, Dios lo puede hacer aquí. Lo que Dios ha hecho en cualquier momento, Dios puede hacerlo ahora. Lo que Dios ha hecho con otras personas, Dios lo puede hacer con nosotros. Dios lo hizo en Jerusalén. Dios lo hizo en el primer siglo. Dios lo hizo con los primeros cristianos. Entonces, ¿por qué no pedir? Santiago 4:2 dice: «No tienes, porque no pides».

¿En qué confías en Dios que solo Dios puede hacer? ¿Qué estamos confiando, como iglesia, en Dios, que solo Dios puede hacer? «Mientras extiendes tu mano para sanar, y se realizan señales y maravillas a través del nombre de tu santo siervo Jesús». Después de que estos cristianos oraron, hubo un resultado muy interesante. Era como si Dios expresara su profundo placer con esta oración unida y llena de fe. «Y cuando oraron, el lugar en el que se reunieron se sacudió, y todos se llenaron del Espíritu Santo y continuaron hablando la palabra de Dios con valentía».

Oh Señor ¡que ocurra eso aquí! Que ocurra ahora. Que ocurra con nosotros.