Vivir renovado: Después del divorcioMuestra

Perseguida

Aunque la temporada que procede al divorcio es verdaderamente difícil, con Dios, también puede ser dulce. Cuando todo lo demás se desmorona y Él es todo lo que tienes, puedes ver con más facilidad cuánto te ama Dios. 

Al crecer en la iglesia, escuché cómo Dios deja a las 99 para ir por la que está perdida. Pero no siempre entendí que Su incansable búsqueda no termina con la salvación. La verdad es que Él nunca nos abandona y nunca dejará de buscarnos. Al ser más consciente de la persecución de Dios puedo reconocer mejor Su presencia en mi vida diaria y saber que no estoy sola.

La persecución de Dios es distinta para cada uno. Está personalizada para cada persona. Yo, siempre he amado los atardeceres, especialmente los que llenan el cielo de rojos y naranjas profundos. Cuando era más joven, veía los atardeceres y me enamoraba de la creación de Dios. Ahora, me doy cuenta de que el asombro que siento al ver un bello atardecer es una de las formas en que Dios habla a mi corazón. Es Su manera de decirme: “Sé cuánto te gustan y estaba pensando en ti". Me recuerda Su amor cuando más lo necesito. 

Fue difícil asistir a la primera boda después de mi divorcio. Mantuve la calma durante casi toda la noche, hasta el baile de aniversario. Aquel con el que todas las parejas casadas salen a la pista de baile. Luego, el DJ las despide una a una hasta que solo queda la pareja con más años de matrimonio. Solía ser mi parte favorita en cualquier boda. Pero esa vez, fui al baño y lloré. Nunca me había sentido tan sola.

Pocas horas después, mientras todos se despedían, comenzó a llover. A pesar de que aún era de día, el cielo se tornó oscuro como la noche debido a las nubes de tormenta. Mientras mi amiga conducía, yo veía fijamente en la distancia, contenta de haber sobrevivido la montaña rusa emocional. Luego, noté una especie de brillo en los árboles. Pensé que se estaban incendiando. Sin embargo, me di cuenta de que no era por eso, volteé a ver alrededor para ver de dónde venía la luz. 

Y allí, a través de una pequeña abertura en las nubes negras estaba el atardecer más bello en tonalidades rojas y naranjas que jamás he visto. Estuvo allí solo un momento. Tan rápido como las nubes se abrieron, así mismo se cerraron de nuevo. Fue tan abrumador que mis ojos se llenaron de lágrimas porque supe que el atardecer era solo para mí. Dios estaba hablando para decirme que no estaba sola. Con Él a mi lado, nunca he estado sola y nunca lo estaré. Y lo mismo es verdad para ti. 

Aunque todos los demás pueden fallarte, Dios nunca te fallará. Él te ama con una pasión eterna que nunca cesará. No importa cuán lejos hayas corrido o cuántas veces lo hayas alejado, Él no se rendirá. Él regresará a ti, recordándote que eres Suya. Nunca se cansará de ti o perderá interés. Él es el hombre perfecto, el caballero en armadura brillante con el que has soñado desde que eras una pequeña niña. Permítele amarte. Permítele recordarte que eres querida—tanto que Él pagó el precio más alto, muerte de cruz, para que Él pudiera pasar la eternidad contigo. 

Dios, gracias por Tu incansable amor y búsqueda de mí. Estoy tan agradecida porque a pesar de que sabes cuántos cabellos hay en mi cabeza, quieres conocerme más. Cada vez que me siento sola, me recuerdas que nunca estoy sola porque Tú has prometido estar siempre conmigo. Revélame las maneras en que buscas mi corazón para que pueda reconocer Tu presencia en mi vida. Rompe mis muros y ayúdame a aceptar Tu perfecto amor. ¡En el nombre de Jesús, amén!