Vivir renovado: Después del divorcioMuestra

Identidad

Una de las grandes preguntas en la vida es: “¿Quién soy?”. Algunas personas pasan su vida entera buscando la respuesta, tratando de encontrarse a sí mismos en sus pasatiempos, carreras, u opiniones de otras personas. Pero cuando buscamos en la Biblia, nos damos cuenta de que la respuesta es sencilla. Somos hijas de Dios. 

Cuando nos arraigamos en nuestra identidad como hijas de Dios, no necesitamos buscar validación en lo que otros piensen de nosotras. No necesitamos luchar para encontrar amor porque, con Jesús, tenemos amor abundante. Pero cuando perdemos de vista esta verdad, nuestras vidas se vuelven confusas y desordenadas.

Durante mucho tiempo en mi vida, busqué la aprobación de los hombres que me rodeaban. Quería que mi papá me adorara. Quería impresionar a mis jefes. Quería de manera desesperada ser amada por cada chico de quien me enamoraba. Quería que me vieran, me amaran y encontrar mi "felices por siempre". 

Mi necesidad de validación y adoración continuó en el matrimonio. Amaba ser esposa, pero constantemente me sentía insegura. Siempre intenté verme lo mejor posible, mantener mi casa nítida y preparar cenas merecedoras de premios cada noche mientras trabaja más de 40 horas a la semana. Estaba completamente atrapada manteniendo las apariencias. Ser su esposa era una parte tan fundamental de quien yo creía ser que cuando se fue, me sentí perdida. 

Al querer llenar ese vacío con una nueva identidad decidí salir de viaje para el autodescubrimiento. Intenté todo tipo de cosas nuevas, como comer pulpo, correr mis primeros 5K y tirolesa para enfrentar mi miedo a las alturas. Pero lo mejor que pude hacer fue elegir invertir en una relación más íntima con Jesús. Leí más la Biblia, serví en la Iglesia y aparté tiempo para sencillamente estar en Su presencia. Cuando lo hice, finalmente me di cuenta de quién soy. Soy una hija de Dios profundamente amada. Nunca necesité un caballero en brillante armadura que me declara su amor eterno. Jesús ya se sacrificó Él mismo en la cruz para que yo pudiera vivir. ¡Eso sí es "felices por siempre"!

Dios te ama con el mismo confiable amor. Entiéndelo. Nunca te fallará, nunca te defraudará, nunca te dejará. Nunca dejará de amarte, nunca será indiferente y nunca elegirá a nadie más por encima de ti. Siempre está a tu lado recordándote con voz suave y de manera amorosa y constante que eres Suya y que Él es suficiente. Saber quién eres en Cristo te da fortaleza para ser tú misma, paz a través de las tormentas y esperanza para el futuro. 

Gracias, Dios, por Tu inmensurable amor por mí. Gracias por amarme de manera tan completa que no necesito buscar amor en los lugares equivocados sino que puedo estar segura de quién dices Tú que soy. Perdóname por las veces en que traté de llenar esos vacíos en mi vida con cosas que no fueras Tú. Ayúdame a recordar que soy Tuya y que no debo esforzarme por ser alguien más. Gracias por Tus promesas de que nunca me dejarás y que haces que todo coopere para mi bien. Confío en Ti, Jesús. Amén.