La plenitud de CristoMuestra

Tenemos una nueva mente

Nueva vida, nueva naturaleza que también tiene en la nueva criatura una nueva mente, la mente de Cristo. Pero pensamos y tomamos decisiones con nuestra mente. Hay una lucha de mentalidades, tú quieres entender la vida en Cristo con la mente de Adán. Sin embargo, para entender la vida de Cristo necesitas hacerlo con la mente de Cristo. El viejo Adán brillante e inteligente trata de conocer por investigación, análisis o coeficiente intelectual, las inescrutables riquezas de la gracia de Dios, pero no puede. Por eso, tenemos la mente de Cristo, para pensar en las cosas de Dios, entender las cosas de Dios y saber lo que nos ha sido dado. La mente de Cristo te lleva a conocer la voluntad de Dios que es buena, agradable y perfecta. 

¿Qué tengo que hacer para eso? Pablo dice en Romanos que es necesario que te rindas continuamente, renuncies a la forma de pensar de este sistema y renueves tu forma de entender. Si renuevas tu entendimiento, vas a comprobar cuál es la voluntad de Dios para ti, que es buena, agradable y perfecta.

¿Qué tenemos como nueva criatura? Nueva vida, nueva naturaleza, nueva mente. Por eso Cristo en mí es una experiencia personal que solo puede tener la nueva criatura. Experiencia solo la tienen aquellos que lo poseen. Cristo en mí, que lo veas, percibas que está dentro de ti. Que no lo busques afuera, que el Señor baje, que el Señor descienda, que el Señor se mueva, no. Cristo en mí significa que el Señor se manifieste, cuando Cristo a tu vida se manifieste. Lo maravilloso, es que Cristo es revelado porque ha sido impartido, si Cristo está en mí entonces Cristo va a ser formado.

¿Cómo vivo la vida de Cristo si tengo dudas, debilidades, esfuerzos personales para cumplir metas cada año? No. Pablo dice: «Lo que ahora vivo en mi humanidad lo vivo en la fe del Hijo. No por la fe en el Hijo, no. Para recibir la vida del Hijo, Dios me hizo tener fe en el Hijo. Pero ahora, como nueva criatura no vivo por la fe en el Hijo, sino por la fe del Hijo». La fe que Dios hace que sea dinámica, la fe que Dios convalida y la única que Dios acepta en esta vida nueva, no es tu fe. Sabemos que nuestra fe natural es voluble. Hoy sentimos mucha fe y mañana decimos: «Pastor ore, el diablo me robó la fe». Sería un carrusel porque nuestra fe es circunstancial, emocional, humana. Vivo esta vida de Cristo expresando su realidad, porque Dios me dio la fe del Hijo.

Para reflexionar

¿He aprendido a vivir en la fe del Hijo de Dios? ¿Sigo dejándome llevar por mi fe voluble?