Devocional de Andrew MurrayMuestra

LA PALABRA DE DIOS

Nuestro Señor compara la palabra de Dios con nuestro alimento diario, enseñándonos de ese modo una gran lección. Sabemos que el alimento es indispensable para vivir, todos entendemos eso. Sin importar cuán fuerte una persona sea, si no tiene alimento, comenzará a debilitarse y morirá. Si una enfermedad me impide comer, moriré. Es lo mismo con la palabra de Dios. La palabra contiene principios celestiales y trabaja poderosamente en aquellos que creen.

El pan debe ser comido. Puedo saber todo acerca del pan, puedo tenerlo y dárselo a otros. Yo pudiera tener alimento en casa y sobre mi mesa en gran abundancia, pero eso no me ayudará, a menos que lo coma. De igual forma, un mero conocimiento de la Palabra de Dios e incluso la predicación a otros no me beneficiará. No es suficiente con pensar sobre ello. Más bien, debo alimentarme de la Palabra de Dios y situarla dentro de mi corazón y vida. En amor y obediencia debo tomar la Palabra de Dios y dejar que entren en mi corazón, entonces serán verdaderamente palabras de vida.

El alimento debe ser comido diariamente, y lo mismo aplica para la Palabra de Dios. El salmista escribió:"Bienaventurado el hombre…[whose]deleite esta en la ley del Señor, y en Su ley medita de día y de noche"(Salmos 1:1-2);"¡Cuánto amo Tu ley! Todo el día es ella mi meditación"(Salmos 119:97). Para asegurar una fuerte y poderosa vida espiritual, un consumo diario de la palabra de Dios es indispensable.

Cuando Él estuvo en la tierra, el Señor Jesús aprendió, amó y obedeció la palabra del Padre. Si buscas comunión con Él, lo encontrarás en Su palabra. Cristo te enseñará a estar en comunión con el Padre a través de la Palabra, justo como Él hizo estando en la tierra. Aprenderás, como Él, a vivir solamente para la gloria de Dios y el cumplimiento de Su Palabra.