Maestro De UnoMuestra
Maestro de Ninguno
Hay un viejo refrán que dice, "Es un experto en todos los oficios, y un maestro en ninguno," usada para describir a alguien que es bueno en muchas cosas diferentes, pero no es excelente en ninguna de ellas.
No tengo problemas en ser un experto en todos los oficios, pero creo que nosotros los Cristianos deberíamos tener un gran problema en ser descriptos como "maestros de ninguno."
¿Por qué? Porque la esencia de la vida Cristiana es glorificar a Dios (o, en las palabras de John Piper, "reflejar su grandeza") y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. ¿Cómo cumplimos ese llamado a través de nuestro trabajo? Haciendo nuestro trabajo magistralmente bien y siendo "imitadores" del carácter de la excelencia de Dios (ve Efesios 5:1).
Lo opuesto a la maestría es la mediocridad, y la mediocridad es nada menos que un fracaso de amor y una distorsión de nuestro Padre.
El Dr. Anders Ericsson, "el principal experto del mundo en expertos," es famoso por descubrir que toma aproximadamente 10.000 horas de "práctica con propósito" para lograr el dominio de cualquier oficio. Dado esto, no es de extrañar que seamos una sociedad llena de maestros de ninguno.
Me atrevería a decir que la mayoría de nosotros sentimos que estamos haciendo un milímetro de progreso en un millón de direcciones con nuestras vidas y nuestras carreras. Somos buenos en muchas cosas diferentes, pero no somos excelentes, maestros o excepcionales en ninguna de ellas. Estamos sobre comprometidos, sobre abrumados, y sobre estresados, pasando demasiado tiempo enfocados en minucias en lugar de dominar el trabajo que Dios nos creó para hacer.
Entonces, ¿Cómo encontramos el trabajo que podemos hacer excepcionalmente bien al servicio de Dios y de los demás? ¿Cuál es la solución en convertirse en un maestro deuno.
Se cree que la frase "Es un experto en todos los oficios, y un maestro en ninguno," es una cita errónea de Benjamin Franklin, quien en realidad alentó a sus lectores a ser un "experto en todos los oficios, y un maestro de uno." Si Franklin pronunció o no esta frase es irrelevante. El hecho es que para glorificar mejor a Dios y amar a los demás a través de nuestras vocaciones, debemos hacer nuestro trabajo con excelencia. Y no podemos hacer nuestro trabajo más excelente hasta que discernimos el trabajo que Dios nos ha creado para hacer excepcionalmente bien, y luego, una vez que lo hemos encontrado, nos enfocamos en convertirnos en un maestro de ese oficio.
Acerca de este Plan
Lo opuesto a la maestría es la mediocridad, y la mediocridad es nada menos que un fracaso del amor y una distorsión de la imagen de Dios. En este Plan, explorarás por qué los Cristianos debemos tener los más altos estándares de excelencia en nuestro trabajo, qué debemos buscar "lo nuestro", y cómo puedes lograr dominio de tu vocación para la gloria de Dios y el bien de los demás.
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