Todo sobre el Cielo - DueloMuestra

Y el día llegó. Una de mis hijas había llamado en la mañana para decir que parecía ser que mi madre estaba a punto de morir. Ella y su hermana tratarían de llegar a tiempo para estar con ella. Me apresuré a llegar a casa después de una reunión de negocios pero no llegué a tiempo. Mientras estaba sentado en nuestra sala, llamaron a la puerta. Mis hijas se pararon a la puerta con algunas de las pertenencias de mi madre en el momento justo en que mi hijo mayor, Joel, nos llamó y nos contó entre lágrimas que tenía cáncer. Pocos días después, Joel llamó de nuevo para decir que le daban unos meses, tal vez semanas, de vida. Diecisiete agotadores días después, estaba seguro en los brazos de Jesús, y nosotros estábamos devastados.

El dolor en esas circunstancias puede llegar como un tren expreso, o puede filtrarse mediante lágrimas, como gotas casi imperceptibles de savia que brota de una corteza. Puede provocar que grites, llores desconsoladamente, entierres tu cabeza en los brazos de un amigo. Puede descender como neblina de una oscuridad infinita y puede atraparte cuando menos lo esperas. Puede dejarte noqueado e incrédulo. Puede llenar tu mente con ira. Te sigue hasta la cama y te llena al dormir e invade tus sueños. Reproduce imágenes para procesar el trauma e intenta ayudar a tu mente para que todo tenga sentido. Todo esto, y mucho más, es parte del duelo.

En ocasiones puedes quedar atrapado en un tsunami virtual de dolor en que, por alguna razón, entre profundas erupciones y maremotos de emociones que no esperabas, no lo comprendes del todo y, desde luego, no puedes poner resistencia. Hay momentos que los profesionales llaman ‘disposición’, cuando varios factores que contribuyen están en su lugar y podría suceder el tsunami inesperado de dolor.

El Salmo 23 nos dice, ‘Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta.’ La representación hebrea de esa frase es ‘el valle de gran oscuridad’. El duelo es como un túnel largo y negro, de oscuridad total sin ninguna aparente luz visible al final. En ocasiones, solo en ocasiones, por momentos puedes ver diminutos agujeritos de luz, uno o dos segundos.