[Serie Todo lo que necesitas] Para quienes están sedientosMuestra

Sediento de Dios

El cuerpo humano tiene tres estados de deshidratación: leve, moderado y severo. El primero, es la sed que sientes en cualquier momento. Tu boca se seca y tu cerebro te dice que debes tomar agua. Si no tomas agua, tu sed se intensifica. En este estado tu experimentas dolor de cabeza, mareo, fatiga, confusión y otras cosas más. En el tercer estado, tomar agua no es suficiente, se necesita intervención médica. 

Dos personas estaban conduciendo a través del desierto y su camión se averió. ¡Puedes imaginar lo que ellos pensaron! Estaban varados y no tenían otra alternativa que esperar que alguien llegara para ayudarlos. Estaban solos, en el calor, bajo el ardiente sol. Después de un rato, se tomaron toda el agua que tenían. Así que decidieron meterse debajo del camión para obtener algo de sombra y estar a salvo del sol, así tal vez les ayudaría a bajar la temperatura unos pocos grados. Con el paso de las horas, tuvieron más y más sed.

La sed de estos hombres era como la sed del hombre rico en el infierno. Él anhelaba un descanso, así que pidió a Lázaro que pusiera una gota de agua en su lengua. Los hombres varados tenían tanta sed que decidieron beber el líquido del radiador del camión. Eso fue letal, puesto que el líquido que bebían era veneno.

Podemos estar tan sedientos en este mundo, que nos lleve a tomar nuestra legítima necesidad, esta sed de Dios y tratar de satisfacerla de maneras que no funcionan, que son mortales para nosotros. Este mundo está lleno de cisternas rotas, donde tratamos de satisfacer nuestra sed pero que es imposible hacerlo. Algunos de estos son éxito, fama, dinero, placer y realización. Pero Malcom Muggeridge, un autor británico dijo:

«Supongo que puedo considerarme, o hacerme pasar por un hombre relativamente exitoso. La gente ocasionalmente me mira en las calles: eso es fama. Puedo ganar fácilmente lo suficiente para calificar para la admisión en los niveles más altos de los Inland Revenue (Ingresos del Interior): eso es éxito. Llenos de dinero y un poco de fama, incluso los ancianos, si les interesa, pueden participar de las diversiones de moda: eso es placer. Puede suceder de vez en cuando, que por algo que dije o escribí me prestaron suficiente atención como para convencerme de que realizaba un impacto grande en nuestro tiempo: eso es reconocimiento. Sin embargo, te digo y te ruego que me creas, multiplica estos pequeños triunfos por un millón, agrégalos todos y no son nada, o mejor, menos que nada, un impedimento positivo, medidos contra una corriente de agua viva que Cristo ofrece a los sedientos espiritualmente, independientemente de quiénes o qué sean».

Jesús es el agua viva. Él es la única manera de satisfacer nuestra sed espiritual.