[Serie Nuestra historia–Un repaso bíblico para católicos] Los libros sapienciales y proféticosMuestra

Cantares

Uno de los libros de la Biblia que más nos llena de curiosidad y que sin lugar a dudas despierta interés y muchas preguntas es el libro de Cantares. Su autor, el rey Salomón, exalta el amor matrimonial. 

Los conocedores y eruditos familiarizados con la estructura de la poesía oriental consideran a este libro sin rival. Lo que muchas veces dificulta su lectura es el cambio abrupto de un personaje a otro y de un lugar a otro sin explicaciones. Los personajes son una esposa (la «sulamita» el rey, y un coro de damas del palacio al cual se lo denomina «hijas de Jerusalén».

El libro completo es un canto al amor, lleno de abundantes metáforas y de elogios de la vida matrimonial. Cargado de intimidad y deseo mutuo del esposo y de la esposa. Y no es para menos, Dios no solo es el creador del matrimonio, recordemos que también lo bendijo y lo santificó. Esta relación de intimidad entre el hombre y la mujer en la santidad del matrimonio es pura y sin mancha.  

Muchos cristianos a través de los siglos de historia de la iglesia, han visto este libro como un canto pre-nupcial de Cristo y la iglesia, ya que, en el Nuevo Testamento, muchas veces se presenta a la iglesia como la «esposa» de Cristo, y a Jesús como el «novio».

Pensemos en la parábola de las diez vírgenes o muchachas, y en las cinco que se quedan sin aceite para sus lámparas mientras esperan la llegada del novio (Mateo 25:1–13). Jesús nos enseñan que, como iglesia, tenemos que mantenernos despiertos, atentos, y estar preparados para el día en que regrese el novio (Cristo). 

También el apóstol Pablo hace eco a la imagen de matrimonio entre Cristo y la iglesia en su segunda carta a la iglesia de Corinto. En ella explica que la iglesia de Corinto está comprometida en casamiento con un solo esposo, Cristo y que quiere presentar a la iglesia pura como una virgen (2 Corintios 11:2).

Quien sin lugar a dudas nos ha cortejado, buscado, conquistado y perseguido con su amor inagotable ha sido Cristo. Dio todo de sí mismo por amor a nosotros. Nos amó con amor eterno y no tuvo temor de enfrentar la misma muerte y salir de la lucha victorioso para darnos así, vida eterna.

En el libro de Apocalipsis, hallamos el clímax, la escena final en la cual la iglesia, se unirá a Cristo y se llevarán a cabo las bodas del Cordero (Cristo). Un banquete en el cual, como hijos de Dios, festejaremos nuestra unión eterna con Jesucristo.

¡Qué momento magnífico será pasar la eternidad junto a nuestro Dios! ¡Cómo cambia nuestra perspectiva de todas las cosas cuando estamos enamorados! ¿Acaso no es así? Creo que sin dudas la metáfora de amor matrimonial ejemplifica perfectamente nuestra relación con Cristo. Cuánto anhelamos y esperamos con ansias este reencuentro con nuestro Salvador. Cada día que pasa, cuanto más le conocemos, más nos enamoramos y aprendemos a amarle. ¡Qué maravilloso es nuestro Dios!