[Serie Nuestra historia–Un repaso bíblico para católicos] Los libros sapienciales y proféticosMuestra
Salmos
No sé si te pasa también a ti, pero cuando estoy triste, o necesito una palabra de aliento, recurro a los Salmos. La joya literaria de la edad de oro de Israel. Si consideramos que tenemos aquí 150 canciones y poemas para ser cantados, podríamos llamar a este libro, la «lista de las canciones más escuchadas en la historia de la humanidad». No hay misa en la cual no escuchemos un salmo, y no es para menos, es uno de los libros más amados del Antiguo Testamento.
Fueron escritos a través de los años por diferentes personas: Moisés, David, Asaf, Salomón y los hijos de Coré, por nombrar a algunos. Algunos son muy extensos, por ejemplo, el Salmo 119 es el capítulo más extenso de toda la Biblia mientras que el Salmo 117 es el más corto. Muchas veces encontrarás en los títulos el nombre del autor o la circunstancia en la cual escribió el poema. Otras veces, podrás ver que se dan indicaciones sobre que instrumento tocar o con qué tono o música acompañarlo.
Si te gusta la música, piensa que ¡el rey David tenía una orquesta de más de 4000 músicos y cantores! (1 Crónicas 23:5) Todos ellos servían en el templo y estaban a disposición para adorar a Dios todos los días. ¡Qué increíble debe haber sido eso!
En cuanto al contenido y temas principales, podrás notar que algunos de ellos son mesiánicos, es decir, hablan del Mesías (Jesús) el Hijo de Dios que vendría a salvar a la humanidad (ejemplo, el Salmo 2). Hay Salmos que podríamos llamar históricos, donde se relata la historia de Israel (Salmo 78). También hay Salmos penitenciales, donde el pecador se arrepiente de su pecado y nos cuenta cómo se siente emocionalmente por haber pecado y cómo Dios es fiel para perdonar y dar amor al arrepentido (Salmo 32). Otros son llamados imprecatorios, como el Salmo 35, donde David pide a Dios justicia frente a sus enemigos. Y no olvidemos los acrósticos o alfabéticos, como el Salmo 9 (¡no olvides que el alfabeto a tener en cuenta es el hebreo!)
Es interesante notar que dos tercios de los Salmos contienen canciones que podríamos denominar «lamentos». En ellos podrás ver al salmista diciendo: «¿Dios dónde estás? No te puedo sentir, no te puedo ver, no te oigo». Creo que todos nosotros en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido de la misma manera, y es por este motivo que los Salmos son tan cercanos a nuestro corazón. Nos vemos identificados y comprendemos claramente las descripciones de las emociones sentidas y experimentadas por estos hombres de Dios, nos pasa lo mismo.
La parte más maravillosa de la mayoría de los Salmos es la declaración final. Verás, muchas veces el salmista nos cuenta que se siente solo, perdido, sin fe, lleno de tristeza, de dolor, en fin, la situación o el problema que está enfrentando es completamente desalentador. Pero luego de describir sus sentimientos, claramente alza sus ojos al cielo y clama a Dios, pone su fe en el creador de los cielos y de la tierra. Decide elevar su mirada y confiar, sabe que Dios nunca le ha defraudado, y finaliza alabándolo y agradeciéndole por su amor inagotable y por su misericordia.
Te animo a que, en tiempos de dificultad, la Palabra de Dios se convierta en tu roca, en tu lugar seguro, pon tu mirada en Dios, eleva tu canto al cielo y espera la respuesta que viene de la mano de tu Padre Celestial. Eso hizo Jesús al citar el Salmo 31 en sus últimas palabras: «...A tus manos encomiendo mi vida...» (Salmo 31:6/Lucas 23:46).
Acerca de este Plan
En la Biblia hay muchas historias, la historia de Dios, de la humanidad, de todo y de todos. Es nuestra historia. Si tienes curiosidad por descubrir los libros sapienciales y proféticos de la Biblia, te invitamos a que nos acompañes en este repaso bíblico para católicos que desean familiarizarse con la composición general de la Biblia y el enfoque católico de la misma.
More
Nos gustaría agradecer a la American Bible Society / El Centro Network por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://www.americanbible.org/