[Serie 1 Juan] ¡Estuve allí!Muestra

Donde todo comienza

La primera carta de Juan fue escrita por el apóstol Juan, alrededor del año 90 d.C. Hay dos grandes pensamientos a lo largo del libro: uno, que Dios es luz y dos, que Dios es amor. Siguiendo estas líneas, hay una postura firme contra el gnosticismo, que en ese momento era una enseñanza falsa común y, sin embargo, Juan es muy amoroso en la forma en que habla a estos creyentes. Este contraste también se muestra en el resto del libro. Habla de luz y oscuridad, el amor de Dios o el amor al mundo, el Espíritu de Cristo o el espíritu del anticristo, la justicia o el pecado, verdad o falsedad. Al parecer, Juan quiere que hagamos un cambio en nuestros corazones. En la sociedad de hoy, necesitamos aprender cómo combinar estas cosas: luz y amor, para que podamos mantenernos firmes contra las cosas que no son ciertas y a la vez ser amorosos.

Juan comienza hablando de «Lo que era desde el principio». ¿Has escuchado esa frase antes? ¿El principio? La encontramos en el primer versículo de la Biblia, Génesis 1:1, así como en el primer versículo del Evangelio de Juan, Juan 1:1.

La segunda cosa que quiero que te des cuenta, es cómo Juan utiliza las palabras: oído, visto y tocar. Él quiere que vivamos una vida que es real. Ahora, piensa sobre eso por un segundo. Él habla de lo que él había visto. ¿Qué fue lo que vio? Él vio a Jesucristo en la cruz. Él caminó a su lado todos esos días en su tiempo de ministerio en la tierra. Él vio a Jesús. 

Él también escuchó cuando fue predicado el Sermón del Monte. Escuchó cuando declaró sano al hombre ciego. Caminó con él y partió el pan con él. Él escuchó a Jesús. Él tocó a Jesús. ¿Quién fue el discípulo que recostó su cabeza en el pecho de Jesús? Ese fue Juan, así que podría decir, «Escuché latir su corazón. Lo he tocado. He visto quién es. Es real. Jesucristo es real».

La vida real de Jesús nos da vida real a nosotros. No estamos jugando. La eternidad es real. La vida es real, así como el Salvador es real. Dios es real y quiere afectar tu corazón como una persona real. 

Habla con él. Si lo haces, pídele que toque tu corazón hoy. Para que puedas decir con Juan, «Lo he visto, lo he escuchado, he sido tocado por él, Jesucristo es real».