Cuando Dios reescribe tu historia de Jaci VelasquezMuestra

¿Dónde están mis amigas a quienes les encantan hacer planes? ¿Aquellas que juntan sus ideas, sacan sus calendarios, y crean un modelo mental de cómo se desarrollarán las cosas, ya sea para una boda, una fiesta, el futuro nacimiento del bebé, una trayectoria de trabajo, una vida? 

Si usted levantó su mano, tenemos eso en común. Somos las mujeres que hacemos las cosas. Vemos una necesidad y la satisfacemos, ya sea un proyecto en las escuelas de nuestros hijos o una idea de negocio que necesita un impulso. Si bien yo amo una buena aventura, y a veces me entusiasma el no saber exactamente lo que hay a la vuelta de la esquina, usualmente me gusta ver a lo que me voy a enfrentar. Quiero saber lo que está en el horizonte para mis hijos en la escuela. Encuentro alivio y sosiego en saber que todos los viernes por la noche en nuestra casa es noche familiar de pizza, vestidos con nuestros pijamas. Claro, me gusta tener un poco de margen de maniobra para un poco de creatividad, pero en general me gustan las cosas que hacen sentido, eventos que suceden cuando están supuestos a pasar, y horarios bien establecidos para que se despliegue todo tal como lo planeé.

Y de vez en cuando, sucede…

Nuestros planes se convierten en nuestros libretos, y nos gusta que las cosas vayan según el libreto. Nos gusta conocer nuestras “líneas”, siendo capaces de anticipar cómo pensamos que nuestras vidas se desarrollarán. Así que, cuando las cosas “se salen del libreto”, como se dice en la industria de la actuación, cuando la vida parece que estuviera improvisando, puede que nos sintamos mareadas, confusas y un poco locas. Pero esas cosas que nos sacan del libreto, esos desafíos y problemas inesperados, bueno, todavía no he encontrado una agenda o una aplicación de teléfono inteligente, un blog organizador o un pin de Pinterest que pueda eliminar esos obstáculos de mi vida.

No obstante, he conocido a un Hacedor que tiene algunas ideas. Un Creador que es muy, muy bueno para tomar lo inesperado, lo que no es deseado, lo injustificado, lo no anticipado, lo imprevisto y, de alguna manera, transformarlos en elementos de una historia asombrosa: una vida poderosa. Él no promete conveniencia, horarios preferidos u orden. Francamente, a veces me acuerda del reparador de cable o electrodomésticos que, en lugar de darme una cita específica para reparar mi vida, solo me pide que me quede todo el día esperando, y Él llegará allí. Eventualmente.

Y lo hace.