Libre de pornografia con John BevereMuestra

¿Qué quieres?

Hace varios años, tuve un amigo adicto a fumar cigarrillos. A pesar de saber cuán malo era el hábito para él, fumaba cuatro paquetes al día. Durante años, oró a Dios para que lo hiciera libre, pero nada cambió.

Entonces, un día, vio un amigo en su iglesia ser libre inmediatamente del mismo problema. 

Mi amigo estaba tan frustrado. 

Enojado, fue a Dios y le exclamó, “¡He estado rogando por dos años! ¡¿Por qué no me has liberado?!”

Dios le habló y le dijo, “Porque todavía te gusta.”

Él estaba asustado, vencido por la revelación de que Dios no podía liberarlo de algo que aun le gustaba y deseaba. Eso es porque Dios nunca anula nuestro libre albedrío. Él se arrepintió, pidiéndole a Dios que le ayudara a dejar de desear lo que lo mantenía en cautiverio, y fue libre instantáneamente. Este hombre pasó de fumar cuatro paquetes al día a fumar ninguno—y ha estado libre hasta este día. 

Pablo nos exhorta, “El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien" (Romanos 12:9 NVI). 

Si quieres ser libre, no puedes tener doble mentalidad. Debes odiar apasionadamente al pecado del que quieres ser libre. Fue solo cuando mi corazón comenzó a romperse por cómo mi lucha con la pornografía estaba rompiendo el corazón de Dios que comencé a caminar en libertad. Cuando comencé a ver mi pecado de la manera que Dios lo ve—por lo destructivo, dañino y detestable que era—lo odié de principio a fin. 

Ora para que Dios te ayude a ver tu pecado como lo que es. Pídele que te ayude a odiarlo. Cuando no haya una parte de ti que todavía ame tu pecado, será mucho más fácil dejarlo ir.