Misión del CristianoMuestra

Una experiencia más para esos discípulos cercanos, que habrá significado para estos judíos sencillos ver a Elías y a Moisés, sus grandes profetas, aquellos que transformaron la historia de su pueblo y de la humanidad. Y que habrá significado para Pedro, ver a Jesús glorificado, porque por un momento lo vio tal y como él realmente era, sin su humanidad, solo su ser divino.

Esto lo pudieron ver solo los que se quedaron despiertos. Una oración que debe estar en cada suspiro nuestro es «Señor permíteme estar despierto o despierta para ver tus momentos perfectos». Abre tus ojos, los momentos de Dios se están cumpliendo, vive la parte que te toca. Pedro lo disfrutó, lo disfrutó tanto que quería quedarse ahí, pero no es así, esos momentos son para sostener nuestra fe cuando llega la  dificultad.

Pedro no vio con los ojos correctos ese momento, era para fortalecerlo en la prueba por la que pasaría y cuando apareció la nube, símbolo de la presencia de Dios en el Antiguo Testamento, tuvieron miedo de entrar en ella. Eso me impresiona, estaba sucediendo lo mismo cuando el pueblo de Israel llegó a las faldas del monte Sinaí, cuando Dios dijo que todos se purificaran porque iba a hablar con ellos, el pueblo en lugar de disfrutar la honra que Dios les daba, tuvieron miedo, igual que los discípulos.

Habían visto a Dios actuar en la tierra y Él les estaba honrando pudiendo ver una manifestación de su gloria y tuvieron miedo. Pero Dios Padre, conociendo nuestra fragilidad humana, habló desde la nube: «Este es mi hijo amado. ¡Escúchenlo!». No se refería a Moisés, ni a Elías, la voz dijo: «Escuchemos a Jesús». Escuchemos a Jesús, oigamos sus palabras, vivamos sus palabras.