Jesús te dice: ¡sígueme!Muestra

¿Quién puede cuidar así de alguien? 

¿Quién puede amar así? Dios puede. ¡Le importas y te ama así! ¿Cuán sorprendente es el amor de Dios por ti? Mira el cielo de noche y ve lo que Dios ha creado, todo danza en los cielos en el lugar correcto, justo en el momento correcto. Y luego recuerda: Dios quien hizo todo eso, también te hizo a ti. Dios se preocupa por ti, te conoce, te ve, te escucha y te ama. 

Si los seres humanos son creación especial de Dios, y si Él realmente ama tanto a las personas, ¿por qué la vida es tan dolorosa y problemática? ¿Por qué no es tan maravillosa como cuando Dios la creó en el principio? Algo malo sucedió.

Dios dio a Adán y Eva, un jardín hermoso para que vivieran en él. En medio del huerto puso el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. Dios advirtió: «Puedes comer del fruto de cualquier árbol del huerto, excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si comes de su fruto, sin duda morirás».

La serpiente, que era el animal más astuto de todos los que Dios había hecho, preguntó a la mujer: —¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto? La mujer repuso: Es solo del fruto del árbol que está en medio del huerto del que no se nos permite comer. 

«¡No morirán!» - respondió la serpiente. «Dios sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal». La mujer tomó el fruto y lo comió, le dio a su esposo, y él también comió; entonces todo cambió. En vez de alegría, sintieron vergüenza. En lugar de amarse mutuamente, se culparon uno a otro. En vez de estar cerca de Dios, se escondieron de Él. 

Cuando Adán escogió vivir a su manera en vez de la manera de Dios, el pecado y la muerte entraron al mundo. La perfecta creación de Dios cambió de paz, amor, bondad y amabilidad a conflicto, ira, egoísmo y codicia. El mundo se convirtió en un lugar doloroso y oscuro. Toda la historia de la hermosa creación de Dios fue alterada. Pero Dios prometió enviar a alguien a la tierra que pudiera restaurar la relación rota. Lo hizo de una forma que nadie esperaba, y con el mayor amor posible, envió a su único hijo para salvar al mundo. Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.