Seguridad: Tratando Con Lo Bueno Y Con Lo MaloMuestra
El entierro de Jesús
«José de Arimatea, quien había sido un discípulo secreto de Jesús (por temor a los líderes judíos), pidió permiso a Pilato para bajar el cuerpo de Jesús. Cuando Pilato concedió el permiso, José fue a buscar el cuerpo y se lo llevó».
«Lo acompañó Nicodemo, el hombre que había ido a ver a Jesús de noche. Llevó consigo unos treinta y tres kilos de ungüento perfumado, una mezcla de mirra y áloe. De acuerdo con la costumbre de los entierros judíos, envolvieron el cuerpo de Jesús untado con las especias en largos lienzos de lino».
«[José] Lo colocó en una tumba nueva, su propia tumba que había sido tallada en la roca. Luego hizo rodar una gran piedra para tapar la entrada y se fue».
Cuán difícil situación para los discípulos de Jesús, sus familiares y seguidores. Jesús, a quien seguían y en quien creían, había muerto. Su muerte fue una de las más terribles de su época. El imperio romano había impuesto ese tipo de muerte para los hombres malvados, de los lugares que ellos habían conquistado.
Recordemos que, en ese tiempo, los romanos habían invadido Israel. Sus normas y leyes prevalecían. Los que traicionaron a Jesús pensaron que así destruirían a Jesús y sus enseñanzas. Pero ellos no entendían los tiempos de Dios y su propósito. Jesús en cambio, había anticipado a sus discípulos que él iba a morir. Jesús sabía que moriría porque ese era su propósito al hacerse hombre. Él sabía que tenía que morir para pagar con su vida el pecado de la humanidad.
El sacrificio del Hijo de Dios hecho hombre era necesario. Por causa del sacrificio de Jesús, ya no se necesitan más sacrificios por el pecado. Ningún tipo de sacrificio, tanto de animales como hacían los judíos hasta el tiempo de Jesús, como de acciones de cada persona para conseguir la aceptación de Dios. Jesús consiguió eso para nosotros.
La costumbre de esa época era retirar el cuerpo y cubrirlo con aceites, ungüentos especiales preparados para ese ritual. Hoy ya no hacemos ese procedimiento.
Dos hombres importantes para los judíos fueron quienes se encargaron del entierro de Jesús. No los discípulos ni familiares. Además, había prisa, pues comenzaba el día de reposo, así que los judíos por tradición no podían hacer nada más a esa hora.
Las buenas noticias son estas: que la tumba no retuvo a Jesús. Que Jesús estuvo allí el tiempo necesario, para cumplir lo que el Padre había dicho que hiciera.
Escrituras
Acerca de este Plan
En esta serie de cuatro devocionales, aprenderemos cómo el Libro de Vida nos enseña que Dios nos hizo especiales, nos enseña el carácter de Jesús que debemos tener en nosotros y a ser sus discípulos. Todos nos sentimos presionados a ser como los demás. Cuando todos están haciendo algo que sé que está mal, es difícil ser el único que hace lo correcto. Con Jesús, puedes hacer lo correcto. ¡Bienvenido!
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Agradecemos a El Centro Network por proveer este plan. Para conocer más de esta organización, visite este enlace https://elcentronetwork.com