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[Ahora es el momento: Lucas] Señor, tú, solo tú eres mi Dios

DÍA 3 DE 7

Someterse a la voluntad de Dios

Durante el transcurso de la última noche de camaradería de Jesús con sus discípulos, podemos obtener una mirada de su camino de soledad, rechazo y sufrimiento. Al darse cuenta de que su tiempo de ir a la cruz se estaba acercando, oró intensamente a Dios y le preguntó si había otra manera. En esos momentos agonizantes, Jesús se comunicó con su Padre en un lenguaje honesto y auténtico, resignándose a la voluntad de Dios: «Padre, si quieres líbrame de este trago amargo; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya». 

En definitiva, Jesús está seguro de que la voluntad del Padre es el catalizador para todo lo que ocurre en el mundo y en la vida de todos los seres creados. Imagina a Jesús, con una gran tristeza, hablando con Dios: Padre, esto es lo que veo frente a mí, y hasta cierto punto parece desalentador y agobiante, pero deposito firmemente mi confianza en ti. Tú eres el que sabe y ves desde el principio hasta el fin; por lo que confío y me someto a ti. Tu voluntad, Padre; no la mía. 

Este primer plano de Jesús en oración nos recuerda que la decepción, el rechazo y el sufrimiento son una parte inevitable de cada una de nuestras historias. Pero Dios es rico en misericordia, y es la fuente de gracia. Si sometemos nuestra voluntad a la de Dios, descubriremos que mientras atravesamos los variados terrenos de la vida, su fidelidad es constante y confiable. Ante cualquier desafío que enfrentemos, podremos decir como Jesús, «Padre… que no se haga mi voluntad, sino la tuya».

Reflexiona 

¿Cuáles son los miedos secretos que has mantenido ocultos de Dios? ¿Existen algunas oraciones que has sentido temor hacer? No hay ningún valor noble en ocultar tus miedos secretos a Dios. Es tiempo de abrir sinceramente tu corazón a Dios y escucharlo en oración. Sigue el ejemplo de Jesús que, aunque no se hizo lo que él quería, se fortaleció en la voluntad de Dios. Haz tú lo mismo.

Responde 

¿Presentas todos tus miedos a Dios? Pídele paz. Luego descansa con la confianza de que Dios hará lo mejor. 

Ora

Padre, algunas veces estoy atemorizado y agobiado. En esos momentos, enséñame a orar y a descansar en ti, como lo hizo Jesús. Padre, recuérdame siempre que llevar a cabo tu misión y transmitir tu mensaje, requieren de servicio y compromiso contigo.

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Acerca de este Plan

[Ahora es el momento: Lucas] Señor, tú, solo tú eres mi Dios

Este es el cuarto de una serie de cuatro devocionales basados en el Evangelio de Lucas. Este plan abarca los capítulos 20 al 24 del Evangelio, toca temas importantes para saber cómo ser realmente un hijo de Dios. Aprender a vivir como Jesús vivió. Así como reconocer que solo el Señor es tu Dios. La conclusión de estos planes devocionales te dará una luz especial para tu vida en Cristo.

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Agradecemos a American Bible Society y a El Centro Network por proporcionar este plan. Si desea conocer más sobre estas organizaciones, siga estos enlaces https://www.americanbible.org/ y https://elcentronetwork.com