Encontrar la vida de Dios para mi voluntadMuestra

En séptimo grado fui enviado a la oficina del director cuarenta y dos veces. Si, cuarenta y dos veces. Te preguntarás: "¿Por qué estoy recibiendo consejo espiritual de un delincuente?". Buena pregunta. Es porque tuve un director increíble que se negó a etiquetarme basado en mis errores. Randy Brunk era su nombre. Una y otra vez fui enviado a su oficina pero en lugar de llamarme "busca pleitos", "el payaso de la clase" o "causa perdida" como algunos docentes lo hacían, él me llamaba "joven" o "señor". Aunque mi conducta no merecía esa cortesía, el Sr. Brunk se negó a que mis fracasos me definieran. Él personificaba la cita atribuida a Goethe y a Emerson: "Trata a un hombre como él es y permanecerá como es. Trata a un hombre de como podría ser, y se convertirá en lo que deberia ser". Pasamos toda nuestra vida tratando de ser lo suficientemente buenos como para usar una nueva credencial sin darnos cuenta de que Jesús, como mi director, ya nos está llamando con una nueva identidad. No necesitamos rehacernos, simplemente debemos creer en lo que Él dice acerca de nosotros.

La Biblia dice en 2Corintios 5:17: "Si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo!". No sé qué errores ves al mirarte al espejo. Pero sea cual sea la imagen que crees que te mira, es seguro que tú actuaras como ella. Las etiquetas son poderosas. Quizá no aprendiste a mirar más allá de las etiquetas con los calificativos que te pusieron cuando tenías trece años. Quizá reconociste los errores que cometiste y en eso te convertiste desde entonces. Quizá soñaste con tener un director como el mío porque el tuyo solamente te decía lo que no llegarías a ser. Quizá estás esperanzado en que ahora todo tome su lugar. Quizá esta será la vez en que te levantarás y te renovarás. Quiza. Bueno, antes de que trates de hacerlo, quiero recordarte lo que aprendí cuando era una amenaza en el colegio. La conducta prosigue a la etiqueta, no es al revés. ¿Y la mejor parte? Tú eres una nueva creación, ahora mismo, ahí dónde estás, si es que así lo crees. No lo mereces. De hecho, ninguno de nosotros lo merecemos. Solamente lo recibimos. Y cuando recibimos el nuevo nombre que la gracia nos da, empezamos a actuar conforme a lo que debemos ser. 

Tengo cuatro hijas (ora por mí). Tener cuatro niñas en la casa es sensacional. Significa que hay alguien que siempre está llorando y generalmente soy yo. Y no. No estoy pidiendo un niño. He descubierto que el Señor manda niñas a una familia donde ya hay un hombre. Ahora que soy padre, estoy intensamente consciente de lo temprano que comenzamos a creer en las etiquetas. Hace unos días, después de desobedecer, mi hija de cuatro años se quejó: "siempre hago todo mal". 

Escuchar esas palabras saliendo de su boquita hizo que se clavaran cuchillos en mí. Me arrodilllé y tomé su carita en mis manos. "No, hija", le dije firmemente pero con ternura. "Hoy tomaste malas decisiones pero no es así como eres tú. Tú eres una hija de luz, y mañana tendremos una nueva oportunidad para que actúes bien. La misericordia se renueva cada mañana". 

“¿Cada mañana?” Dijo al mirarme levantando sus entristecidos ojos. "Cada mañana, dulce niña. Lo sé porque yo también la necesito cada mañana”. 

Nos abrazamos y yo lloré más que ella. Antes de cualquier trabajo en esta tierra, el primero y más importante sería el decirles a mis hijas cada día lo que ellas llegarán a ser. Después de cuarenta y dos visitas a la oficina de Randy, creo que todos terminaremos convirtiéndonos en lo que sabemos que somos. Tal vez deberia decir, de Aquel de quien sabemos que somos.