Encontrar la vida de Dios para mi voluntadMuestra

¿Será tan simple como lo dice el versículo? ¿Escuchar la voz de Dios y seguir Su dirección? ¿No es eso lo que todos buscamos? ¿Quién no se daría vuelta si escuchara la voz de Dios a sus espaldas? Imagina al Altísimo resonando en los pasillos de tu mente como un altavoz de colegio. Si escucháramos la voz de Dios por supuesto que responderíamos. El problema es que rara vez distinguimos qué voz estamos escuchando. Siempre hay más de una, ¿verdad? Nuestro corazón habla. Nuestra mente habla. El arrepentimiento grita. La vergüenza da alaridos. Nuestros cuerpos gruñen. El Espíritu susurra. El Diablo toca nuestras cuerdas. En medio de toda ese bullicio, ¿cómo podemos saber si es la voz del Divino la que estamos siguiendo o la de nuestros propios deseos?

Algunas versiones de Isaías dicen: "Tus oídos percibirána tus espaldas una voz”. Esto ayuda inmensamente. Me encanta la imagen. ¿Qué tal si en vez de tratar de enviar señales por radio de onda larga, Dios nos está hablando por un walkie-talkie? ¿Qué tal si Él está satisfecho con la estática cuando nos alejamos de Su lado? ¿Y si nunca existió la intención de que sepamos el plan completo? ¿Sería posible que nosotros demos un paso adelante confiando en que Él hablará entre este paso y el siguiente? ¿Qué tal si Dios no quiere darnos respuestas porque quiere darnos Su presencia?

Un hombre viajó a la India para pedir que la Madre Teresa orara para descubrir el plan de Dios para su vida. Ella dijo que no. Él insistió. Ella simplemente respondió: "No, no lo haré. Oraré para que confíes en Dios". Me gusta la respuesta de Madre Teresa y creo que al mismo tiempo me disgusta. Así como quiero confiar en Dios, prefiero estar seguro y preparado para mi futuro. Pero es así. Nadie conoce el futuro. Si la fe y la confianza son las verdaderas metas de Dios para nuestras vidas, sería lógico que Él no revelara algunas cosas con el fin de cultivar otras dentro de nosotros. 

Primero tienes que sentir el miedo antes de armarte de valor. La incertidumbre precede a la fe y la duda debe tener lugar antes de emanar confianza. La confianza es lo que crece en nuestro corazón cuando rendimos nuestras dudas ante el amor de Dios. Imagino que podrías llamar confianza a la habilidad de escuchar a Dios cantando para tu vida la canción de Cindy Lauper "Una y otra vez":

Si caes, yo te sostendré —estaré esperando

Una y otra vez

Confiar es creer que tu futuro está envuelto en el amor de Dios, y en ese caso, podemos caer confiadamente donde Dios nos dirija. Deseo escuchar Su melodía tan fuerte sobre mí de modo que las otras voces aprendan a armonizar con Su canción. Pero eso toma práctica. Aprenderlo toma cada segundo de cada día. Cuando creemos que Él nos habla y nosotros nos alejamos voluntariamente, Su voz se va atenuando ante el volumen de nuestros bien compuestos planes. Quiero crecer en mi habilidad para escuchar Su voz; deseo que tú también la escuches. No solamente una voz que siempre te esté guiando sino una voz que siempre te esté cambiando. No me conformo con nada menos.