Crisis MatrimonialMuestra

Así que, ¿uno de ustedes tuvo un romance extramarital? Pueden lograrlo

Recuerdo vívidamente el día que supe que mi esposo tenía una aventura. Pasé los siguientes días con confusión, pesar, oración y consejo. ¿Cómo podía yo, una terapista, estar en esta situación? ¿Qué no vi? ¿Hubo signos de problemas que no vi? Pero una pregunta superaba todas las demás. ¿Qué haces cuando descubres que tu pareja tiene una aventura?

No hay solución simple, pero hay esperanza, esperanza de que Dios sana, esperanza de que con algo de trabajo duro y mucha oración y conversaciones difíciles, tu matrimonio puede ser restaurado. En mi experiencia, las parejas que surgen sanadas toman tres pasos.

Tres pasos hacia la sanidad tras un romance extramarital:

1. Hacer una evaluación honesta
La decisión más importante a tomar es si vale la pena o no pelear por el matrimonio. Si has sido engañado, necesitarás ver más que solo el remordimiento de tu cónyuge. Necesitarás ver signos de que se está convirtiendo de sus viejos caminos—y volviéndose hacia lo que Dios quiere, en su lugar. Así es como sabrás que pueden avanzar juntos hacia una sanidad en su matrimonio.

Desearía decir que eso siempre pasa. A veces no es así, pero puedes estar seguro de que Dios te restaurará en tu lugar de soltería también. Sea que tu cónyuge avance contigo o no, no retrases avanzar hacia el segundo paso de la lista.

2. Busca ayuda
Debes hallar alguien con quien hablar. Dirígete a un mentor, pastor, un terapeuta o consejero. Si ambos están dispuestos a luchar por su matrimonio, hallen a alguien en quien ambos confíen y con quien se sientan cómodos. Es importante para ambos que se sientan cómodos para crear un ambiente seguro en el que se puedan comunicar honesta y vulnerablemente.

3. Dedícate al proceso del perdón
Muchos cónyuges que tienen aventuras experimentarán dolor, vergüenza y bochorno. Es importante procesar esas emociones, pero no aferrarse a ellas para siempre. Parte del proceso de sanidad implica pasar de lo que ocurrió a un lugar de comunicación, vulnerabilidad y confianza. Si has tenido una aventura, pídele perdón a Dios, pídele perdón a tu cónyuge y sobre todo, pídete perdón a ti mismo.

Si eres tú quien ha sido engañado, tienes una senda de perdón sobre la cual caminar también. Como seguidores de Cristo, debemos aprender a perdonar sin importar qué tan horrible haya sido la herida. Cuando escogemos perdonar, estamos sanando, estamos honrando a Cristo y estamos siendo transformados en una nueva persona.

¿Es algo de esto fácil? No, pero estoy tan agradecida de que mi esposo y yo hiciéramos el esfuerzo. Mi matrimonio es tan diferente a lo que era, y puedo testificar que aquellos con quienes he trabajado que tuvieron que empezar de nuevo después de un fin devastador de sus matrimonios, también lo han logrado. Somos un grupo de personas que son la prueba viviente de que con la ayuda de Dios, puedes superar una aventura extramarital.

—Jenna