«YO seré su Dios»

Esta expresión es muy significativa, desde el Éxodo, cuando Dios saca a Israel de la esclavitud, Dios quiere un pueblo que le ame y le sirva y él hace el compromiso de ser el Dios de ese pueblo. Sin embargo, en toda la historia posterior vemos que ese pueblo siempre busca otros dioses, aunque sean inventados por la creatividad humana, el sol, la luna, las estrellas, el mar… lo que sea se convierte en un dios para el ser humano.

La diferencia entre el Dios de Israel y esos otros dioses es que Él es el Dios de los seguidores de Jesús, es el Dios de Israel que se compromete. En el Éxodo su compromiso fue ser su Dios y les dio los mandamientos. En el Nuevo Testamento, con Jesús, Dios cumple sus propias demandas a fin de acercar a la humanidad a Él. 

El anuncio de ese nuevo pacto está por toda la Biblia y tendría unos elementos diferentes. El primero es que Dios escribiría su ley en el corazón del creyente, ya no estaría en unas tablas de piedra. Ahora cada uno, las tendría a su alcance para conocerlas y vivirlas.

Segundo nadie necesitaría que se le enseñe a Conocer a Dios. Dios se daría a conocer a sí mismo y ese conocimiento vendría con el perdón, la misericordia y clemencia de nuestro Dios. Y para conocerle nos dejó su Palabra escrita, dependerá de ti y de mi conocerle. El está a nuestro alcance, es el Dios que quiere ser conocido. 

Por último, Él será nuestro Dios y nosotros su pueblo. Ahí nos daremos cuenta de que Dios es quien hace brillar el sol, y le da luz a la luna, que permite que veamos las estrellas, que el mar tenga olas, todo ha sido creado por Dios y lo obedece.