[Serie Volviendo a Dios] Rendirse a DiosMuestra

Dios te liberará de la culpa y el castigo

No pospongas la búsqueda de la ayuda de Dios porque te sientes indigno o merecedor de castigo, o porque te culpas por tu enfermedad. En el relato de la Biblia sobre la curación de Jesús de un hombre que nació ciego, Jesús deja en claro que la enfermedad no es un castigo por las malas acciones, sino una ocasión para que el poder de Dios obre en las vidas humanas.

Dios te ama y te perdona

Dios es amor y actúa en consecuencia. En el Salmo 103, el salmista da a conocer y revela la naturaleza amorosa e indulgente de Dios para que puedas saber que Dios te aceptará por completo, si confías en él. 

En la parábola del hijo que regresa, Jesús te ayuda a comprender que Dios siempre está esperando dar la bienvenida y perdonar a los que se han perdido. La disposición de Dios para perdonar se enfatiza en uno de los últimos actos de Jesús antes de su muerte, cuando perdonó a un criminal en la cruz. Derramó su sangre para perdonar a todos las personas. Su sacrificio perfecto te abarcó a ti también, así como perdonó al criminal antes de morir. 

Es tiempo que en tu vida reordenes tus pensamientos. Seguramente te han enfatizado que tú puedes hacer todo lo que te propongas. Que es necesario solo motivarte y decidir salir de la condición en que te encuentras. Humanamente hablando, la motivación, el yoga, el PNL y el positivismo han tratado de desplazar la necesidad de Dios en la vida de las personas. Pero como ese hijo que regresó a su padre, o el criminal que pidió perdón, tarde o temprano te das cuenta que las soluciones humanas son temporales o definitivamente no te sirven. Pues no se trata de dar soluciones temporales, sino eternas. 

Es un asunto de naturaleza y de eternidad. Cuando la naturaleza pecaminosa es la que gobierna tu vida, entonces tus decisiones están marcadas. Piensas solo en tu beneficio personal, consideras que eso realmente te hace feliz y quieres salir a disfrutar la vida, pensando que eso es disfrutar la vida, como pensó el hijo que salió de su casa y despilfarró la herencia. Cada vez que cedes a esa compulsión o adicción, te gobierna la naturaleza pecaminosa. Pero cuando el Espíritu Santo que te habita es el que gobierna tu vida, tienes victoria. 

Recuerda que Dios te creó espíritu, alma y cuerpo. Es el espíritu el que debe gobernar en tu vida.