[Serie Nada nos separa de su amor] Dios nos ama profundamente Muestra

Jesús fuente de salvación eterna

El amor de Dios hacia la humanidad es poderoso y real. Cada día de existencia en la tierra, cada ser humano solo experimenta la manifestación de su amor. La maldad en el mundo es grande, trae desgracia y dolor, en tanto que a Dios le plació enviar a su Hijo Jesucristo para cambiar esta realidad. 

Jesús vivió el dolor más profundo cuando iba a entregarse como sacrificio por la humanidad. Hizo un clamor especial a Dios, a quien le podía librar de la muerte. Pero, no salió de su obediencia por amor. Esa obediencia lo hizo el autor de la salvación que las personas tanto necesitaban. No fue posible por esfuerzo de cada uno, puesto que nunca se lograría. Tampoco por acuerdos de ritos humanos, en realidad Dios se cansó de eso y lo desechó. Porque, ¿de qué sirve llenarse de ritos y no ayudar al que no tiene qué comer? ¿De qué sirve llenarse de reuniones especiales si en casa hay maltratos y abusos? ¿De qué sirve mostrarse generoso en una reunión si es injusto con sus empleados?

Las apariencias no le agradan a Dios. Por eso nada de lo que el hombre hizo por apariencia, fue recibido por el Padre. Si las cosas seguían por ese rumbo, realmente no iba a terminar bien. Pero el Hijo, él era el único que podía cambiar las cosas y quien las cambió, por medio de una obediencia total al propósito de Dios. Desde entonces, quien está en Cristo es nueva criatura y estar en Cristo te hace acepto ante el amado. Dios Padre ahora nos ve en su Hijo, por eso sabemos que nada nos podrá separar de su amor. Porque no se trata de lo que podemos hacer humanamente, sino de lo que el Hijo hizo. Entregó a las personas el poder de ser hijos de Dios. 

La salvación fue conseguida solamente por el Hijo de Dios y fue otorgada a todo el que cree. Y si crees, en la obra redentora de Jesucristo, tu condición es diferente. Porque estar en Cristo determina que Dios te ve en su Hijo. Tu posición cambió. Tu condición cambió. Eres salvo de la condenación eterna y has comenzado a vivir en el precioso Hijo de Dios.

Reflexiona 

Tú no obtuviste la salvación, te fue dada por el sacrificio vicario de Jesucristo. Por lo tanto, no la puedes perder ni ganar. La recibes y la vives, por el gran amor con que Dios te ama. Te perdonó y perdona, porque el sacrificio de Cristo es suficiente para darte perdón. Nada te separa de su amor.