[Serie Esperanza y fuerza] Dios quiere que elijas la vidaMuestra

Humillación y abuso

¿Alguna vez has sido golpeada o dañada físicamente por alguien que amas y confías? ¿Has tenido que soportar la humillación del lenguaje abusivo y las acusaciones? ¿Vives con miedo debido a amenazas hechas contra ti u otras personas que amas?

Cuando alguien que amas es abusivo, puedes sentirte muy confundida. En tu dolor, puedes experimentar muchos sentimientos: incredulidad, conmoción, ira, culpa, miedo. Sentimientos opuestos pueden estar presentes al mismo tiempo: tal vez ira y dependencia, amor y dolor, o quizá dolor y necesidad. Todos estos sentimientos son naturales y deben resolverse.

Permite que tus sentimientos se expresen en un lugar seguro. Al evaluar honestamente todos tus sentimientos, sean cuales fueren, te ayudará a encontrar una solución que sea adecuada para ti en tu situación. Sea cual fuere la solución, el abuso debe detenerse. Coloca tu confianza en Dios y permite que el Señor sea tu protector y te guíe a un lugar seguro.

La violencia doméstica siempre es potencialmente mortal, por lo que las preocupaciones prácticas que tienes para el refugio, la seguridad, la intervención y el tratamiento son vitales. Cuando hay violencia doméstica, los problemas que surgen nunca son puramente religiosos o seculares. Es importante aprovechar las fuentes de ayuda, tanto religiosas como seculares. Se recomienda encarecidamente el uso de recursos comunitarios médicos, legales y psicológicos que puedan ayudarte a resolver todos los problemas prácticos que te rodeen cuando intentas reconstruir tu vida. La comunidad de fe y la ayuda inconmensurable de Dios son muy importantes cuando intentas comprender las emociones evocadas en ti y las preguntas que naturalmente le haces a Dios cuando experimentas un sufrimiento tan intenso. Busca una armonía cooperativa de esfuerzo entre las fuentes religiosas y seculares de ayuda para cambiar tu situación lejos del abuso y ayudarte a recuperar el control de tu vida.

Que Dios sea tu consuelo mientras te refugias en las palabras de Jesús, el apóstol Pablo, el rey David, Job, los profetas y los escritores de los salmos. En medio de su sufrimiento, todos expresaron su dolor a Dios, encontraron esperanza y fortaleza.

Jesús cargó con la pesada carga de la cruz cuando caminó por la senda de su muerte. Jesús entiende tu sufrimiento porque él mismo lo ha sufrido. Mientras depositas tu confianza en él, te promete levantar tu pesada carga y hacerla más liviana. Él siempre será tu descanso cuando te sostengas en él, porque dio su vida por amor a ti.