[Serie El Señor te mantiene a salvo] El gran amor de Dios por tiMuestra

Reclama las bendiciones que Dios tiene reservadas para ti

La enseñanza de Jesús comienza con una declaración: ¡Dichosos! Cuán profundo y acertado en esta declaración. ¿No es lo que buscamos? Ser dichosos, alegres, salir de esa condición de tristeza y preocupación persistente en nuestras vidas. Comenzar una enseñanza con esta palabra, llama la atención y hace que las personas se interesen en sus palabras.

¿Cómo podemos ser dichosos? El punto de partida es el espíritu de pobres. Es una condición especial del espíritu, que expresa la necesidad de Dios, darse cuenta que, su salvación está en Dios, su paz solo viene de Dios, su consuelo está en él. El espíritu de pobres es sumamente diferente a la autosuficiencia, el orgullo y la vanagloria. Eres dichoso cuando logras salir de esas actitudes de tu corazón y reconoces que necesitas a Dios. Entonces, comienzas a vivir esta dicha que viene de Dios.

Desde este punto de partida, entonces tienes su consuelo cuando sufres. Sabes que puedes acudir a él, dejar tu dolor y recibir su consuelo, vislumbrar la dicha que solo proviene de él. Los humildes de corazón, quienes están listos para someterse al gobierno de Dios en sus vidas, recibirán abundancia, porque entienden que lo material es pasajero y que allí no está la dicha, sino en Dios. Han aprendido a disfrutar de Dios, de su Palabra y de su plenitud.

Aquellos con hambre y sed de justicia, también son dichosos. Serán saciados por anhelar lo que a Dios le interesa. No solo podrán ver la justicia de Dios, sino también más allá, serán saciados, satisfechos. La dicha está en los compasivos. Quienes pueden ver más allá de las situaciones y extenderse en la expresión de compasión de Dios hacia otros. Pensar en la necesidad de otros y buscar la manera de cubrirla, trae dicha a tu vida, una dicha especial, porque manifiesta la esencia de Dios, porque Dios ama a todo el mundo.

La dicha de Dios viene también sobre aquellos de corazón limpio. Un corazón limpio, es aquel que no tiene maldad, porque necesita y busca a Dios por sobre todas las cosas y ha entendido que su amor, su justicia y su compasión, son su dicha. Trabajar por la paz entre las personas, también hace dichosos a los hombres, porque Dios los llama sus hijos. Dios es paz, así como es amor. 

La persecución por hacer lo que es justo te hace dichoso, porque el reino de los cielos es de ellos. ¿Anhelas ser dichoso? 

Oremos

Amado Señor, gracias porque me haces dichoso. Te busco con sinceridad, con todo mi corazón. Tanta felicidad a mi disposición como tu hijo, hace que aprenda a ver más allá de la circunstancia temporal. En el nombre de Jesús, amén.