[Serie El Señor te mantiene a salvo] El gran amor de Dios por tiMuestra

Jesús es el buen Pastor

La acción precisa y decidida del pastor es un ejemplo claro de cómo Jesús es el pastor verdadero que entra al redil y llama a sus ovejas. El único pastor, el que no puede ser imitado ni burlado. Hay muchas ovejas en el redil, pero las que son del pastor oyen su voz, la distinguen de otros y siguen a su pastor sin duda ni demora. Tienen confianza en su pastor, porque saben que su pastor las lleva a los pastos adecuados, les provee el alimento y el agua que necesitan, las cuida y protege de todo lo que venga a poner en peligro sus vidas. Jesús habla de esa clase de pastor. 

Más adelante en el capítulo 10 de Juan, Jesús asegura que él es la puerta. Esta figura es interesante. Porque se compara con la puerta por donde entran y salen las ovejas, para encontrar buenos pastos. También deja una gran verdad, solo quien decide entrar por esa puerta tiene salvación. 

En los versículos 14–16, declara: «Yo soy el buen pastor». ¡Qué declaración tan poderosa! En estos versículos declara un gran misterio para esa época, pero que ahora nosotros podemos gozar de su amor y de Jesús como el buen pastor, porque dijo que él da la vida por las ovejas, pero no solo por las de un redil, sino las que no eran de ese redil. Estaba hablando de ti y de mí. ¡Puso su vida también por nosotros! Es el buen pastor y le obedecemos. Él lo dijo, sabiendo que estaríamos en un solo redil reconociéndolo como el buen pastor. Ningún otro pastor puede dar su vida por sus ovejas, solo el buen pastor: Jesús. 

Sabemos que él nos conoce, porque Jesús dijo que, así como se conoce con el Padre, así nos conoce. ¡Jesús te conoce! Jesús, el buen pastor, te ama y te conoce. Dio su vida por ti. Porque en verdad te ama. ¿Qué más seguridad necesitas? Abraza a Jesús y disfruta del buen pastor. Confía en él. Que Jesús sea el buen pastor, trae seguridad y paz.

Oremos

Gracias amado Jesús por ser el buen pastor. Gracias por dar tu vida por las ovejas, aún por las que no éramos de ese redil. Te alabo por ser la puerta por donde entramos para encontrar salvación. Te amo porque me conoces por nombre y tengo seguridad en ti. Conozco tu voz. No me distraigo con otras voces. Amén