Soulcon Challenge EspanolMuestra

  

Devocional

El reto 

Este es el último día de este devocional, pero te ruego que no sea el final de SOULCON en tu vida. Te ruego que aceptes el RETO SOULCON con otros 2 a 12 hombres en tu vida después de esto. Creo que Dios tiene una obra increíble que Él hará en y a través de ti durante ese proceso.

Quiero que te tomes un momento y leas el pasaje de las Escrituras a continuación. Creo totalmente que es en este texto que encontramos la batalla diaria, ya sea para recoger nuestra cruz o nuestro tenedor, y encontramos la capacidad de relacionarnos con uno de los soldados de las fuerzas especiales más elitistas del ejército de Dios, el Apóstol Pablo. Uno de los puntos claves que quiero destacar en este pasaje es cómo nuestro mejor día nunca se comparará con el peor día de Jesús, y por eso necesitamos un Salvador.  

Necesitamos la cruz diariamente porque es la cruz que nos recuerda que Jesús nuestro Salvador tuvo que venir a la tierra como hombre (todavía 100% Dios), vivió una vida sin pecado, murió una muerte brutal en una cruz y fue resucitado de entre los muertos, así podríamos tener el don del Espíritu Santo viviendo y habitando en nosotros. Él hizo esto porque nos ama con locura, y sabe que nunca podríamos vivir un día perfecto. Entonces, nuestro llamado a ser santos, a ser perfectos es algo que es imposible en nosotros mismos. Es imposible, sin la cruz vacía, sin el poder del Espíritu Santo en nosotros. Así que recuerda, mientras recorres esta difícil jornada, no se trata de tu perfección. 

Se trata de enfocarte en Aquel que es perfecto y administrando este cuerpo lo mejor que puedas en esta tierra. Ahora, puedes ser como yo que a veces tengo un pensamiento como, "¿para qué intentarlo? Si nunca podríamos ser perfectos o tener un día perfecto, ¿por qué no quedarme como estoy? Quiero decir, Dios me ama como soy, y este reto parece realmente difícil ". Creo que este es un pensamiento extremadamente tóxico del enemigo. Como hombres, no podemos dejar que el dolor de fallar, en el camino, o el dolor de la decepción nos impida vivir en la mejor condición física, emocional y espiritual. 

Nuestra familia necesita que estemos lo más sanos posible, nuestros lugares de trabajo lo necesitan y el mundo que nos rodea lo necesita. Mientras más saludables estemos, más fuerza tendremos para llevar las Buenas Nuevas de Jesucristo a las áreas oscuras de esta tierra. Dios sabe que somos humanos, Él sabe que hemos cometido y continuaremos cometiendo errores, y nos ama incondicionalmente. Él cree en nosotros, y quiere vernos entrenados en Él, para iluminar verdaderamente el mundo que nos rodea.

Como los soldados de las fuerzas especiales, tenemos que mantener nuestros ojos en los objetivos de la misión, entrenados y listos para la batalla. En el ejército de Dios, el entrenamiento más elitista es rendirse al poder de Dios diariamente y no a los deseos de nuestra carne. Es solo entonces, cuando nos rendimos y caminamos en el poder del Espíritu, podemos cumplir los objetivos de la misión que nos ha dado nuestro Comandante el Jefe. El siguiente texto es de Pablo, uno de los soldados más elitistas que el ejército de Dios haya visto. Él comparte la lucha de vivir en estos cuerpos y tener el deseo de agradar a Dios. Por favor, deje que este texto suene en sus pensamientos a lo largo de este reto, y le ruego que acepte pronto el RETO SOULCON 

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Romanos 7: 15-25 

15 Por lo que hago, no lo permito; por lo que quisiera, no lo hago; Pero lo que odio, eso hago yo. 

16 Si entonces hago lo que no haría, doy mi consentimiento a la ley para que sea bueno. 

17 Ahora bien, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que mora en mí. 

18 Porque sé que en mí (es decir, en mi carne) no habita nada bueno, porque la voluntad está presente conmigo; Pero no encuentro cómo realizar lo que es bueno. 

19 Por el bien que yo quisiera, no lo hago, sino el mal que no quisiera, eso hago. 

20 Ahora bien, si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado lo que mora en mí. 

21 Entonces encuentro una ley, que cuando hago el bien, el mal está presente conmigo. 

22 Porque me deleito en la ley de Dios según el hombre interior:

23 Pero veo otra ley en mis miembros, luchando contra la ley de mi mente y llevándome en cautiverio a la ley del pecado que está en mis miembros. 

24 ¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte? 

25 Doy gracias a Dios por Jesucristo nuestro Señor. Entonces, con la mente, yo mismo sirvo a la ley de Dios; mas con la carne la ley del pecado. 

Romanos 8: 1-14 

1 Por lo tanto, ahora no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús, que no andan detrás de la carne, sino del Espíritu. 

2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. 

3 Por lo que la ley no pudo hacer, porque era débil a través de la carne, Dios envió a su propio Hijo a semejanza de carne pecaminosa, y por el pecado, condenó el pecado en la carne: 

4 para que la justicia de la ley se cumpla en nosotros, que no andamos tras la carne, sino según el Espíritu.

5 Porque los que están tras la carne, se preocupan por las cosas de la carne; mas los que están detrás del Espíritu son las cosas del Espíritu. 

6 Porque tener una mente carnal es la muerte; pero ser espiritual es la vida y la paz. 

7 Porque la mente carnal es enemistad contra Dios, porque no está sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede serlo. 

8 Así pues, los que están en la carne no pueden agradar a Dios. 

9 Pero vosotros no sois en la carne, sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Ahora, si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 

10 Y si Cristo está en ti, el cuerpo está muerto a causa del pecado; mas el espíritu es vida por la justicia. 

11 Pero si el Espíritu del que levantó a Jesús de los muertos habita en ti, el que resucitó a Cristo de los muertos también vivificará tus cuerpos mortales por medio de su Espíritu que mora en ti. 

12 Por tanto, hermanos, somos deudores, no de la carne, para vivir según la carne. 

13 Porque si vivís según la carne, moriréis; mas si por el Espíritu mortificáis las obras del cuerpo, viviréis. 

14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios.