[Serie Hechos] Dios quiere que vueles Muestra

La actividad propia de cada miembro 

Pastor Israel Ramírez

Podemos pasarnos la vida tratando de trabajar en cosas para las que no fuimos llamados ni capacitados. A lo mejor eres de aquellos que se desaniman porque sienten que no los tienen en cuenta para realizar ciertas cosas en la congregación. 

Hechos 14, narra que el equipo misionero de Pablo y Bernabé incursiona en Listra. Estando en esta ciudad un cojo «oyó hablar a Pablo», demostró su fe y fue sanado. Esto hizo que los habitantes de la ciudad identificaran a Pablo y Bernabé como «dioses bajo la semejanza de hombres». A Bernabé le llamaban Júpiter y a Pablo Mercurio «…porque éste era el que llevaba la palabra». Aquí puedes ver cómo funcionaba este equipo misionero. Pablo, no Bernabé, era el que sobresalía predicando. Esto era tan evidente que la gente de Listra les puso nombres de sus dioses de acuerdo con su función. 

Notemos algo muy importante, para Bernabé no era ningún problema que, siendo también misionero, siervo de Dios, lleno del Espíritu Santo, alguien muy conocido en Jerusalén por los apóstoles y, además, haber iniciado el establecimiento formal de la iglesia en Antioquía, no fuera él quien llevara la palabra. 

Este es un gran ejemplo de humildad y de entendimiento de las funciones del cuerpo de Cristo para nosotros. Creo que el ejemplo de Bernabé, su actitud y determinación por no hacer cosas que otro podía hacer mejor, llevó a Pablo escribir a la iglesia en Éfeso sobre la edificación en amor.

Uno de los problemas del cuerpo de Cristo es que sus miembros no se «ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada uno». Esto se debe a que nos fijamos en nosotros mismos, en lo que queremos y no en cómo beneficiar al prójimo con la misión que Dios nos asignó. Esta actitud dificulta el crecimiento y la edificación de la iglesia en amor. En el cuerpo de Cristo todos somos importantes. El crecimiento adecuado de la iglesia requiere que cada uno de sus miembros realice de manera adecuada su función. 

Responde 

¿Has tomado el tiempo para identificar tus dones y talentos? Si no es así, te invito a que lo hagas ahora. Descubre tus capacidades, valóralas y ponlas al servicio de tu iglesia y de tu prójimo. Recuerda que el reino necesita de ti y del talento que Dios te dio. Recuerda también que formas parte de un cuerpo en el que tienes que cumplir una función específica mientras otros miembros realzan la que a ellos les corresponde.