El pecado. Muestra

  Pecado de muerte. 

  Muchas veces nos atribuimos el lugar de Dios y condenamos a las personas por lo que hacen, si bien es cierto que el pecado separa a la humanidad de Dios, también es cierto que Jesucristo nos reconcilia y por medio de Él recibimos perdón siempre y cuando confesamos nuestro pecado y pidamos ser libres de las ataduras que todavía tenemos en nuestra parte carnal.

  Es interesante de analizar el pasaje de 1 Juan porque nos recuerda que debemos ser honestos delante de la presencia de Dios; si recordamos Ananías y Safira (Hechos 5:1-11) mintieron, o mejor dicho, trataron de mentir al Espíritu Santo y por ello murieron; esto nos enseña que debemos reconocer todos nuestros pecados delante de la presencia de Dios y pedir que nos ayude en nuestras debilidades, eso es pecado de no muerte; el pecado de muerte es cuando creemos que podemos ocultar algo delante de Dios y no queremos soltar aquella área de nuestra vida que sabemos que nos separa de Dios, por más pequeño que nos parezca todo pecado debemos confesarlo delante de Dios y pedirle que nos ayude a vencer la tentación.

  Cada día debemos revisar nuestro ser y llevar delante de la presencia de Dios una súplica para que nos fortalezca y ayude a no fallarle; te invito a que lo hagamos juntos: amado Padre, reconozco que soy débil y que necesito de tu ayuda; sé que no hay nada oculto delante de tí y por eso quiero agradecerte porque me amas a pesar de mis debilidades; quiero pedirte que me libres de esto que intenta separarme de tí; en el nombre de Jesucristo te pido que me cambies tal como dice tu Palabra: aquel que comenzó la buena obra en nosotros la culminará en el día de Jesucristo, amén.

  Si eres honesto delante de Dios entonces no habrá nada que te pueda separar de Él; sigue adelante confiando en que el Señor te ha libertado y que serás transformado juntamente con Él.