El pecado. Ejemplo

 No nos condena. 

  Hay una concepción general sobre el pecado en el mundo: que este te condena; eso es cierto pero solamente si no aceptamos a Jesucristo como Salvador, esto porque la Escritura es enfática en el hecho de que todos nosotros somos pecadores, seres imperfectos que una y otra vez caemos por nuestra debilidad; si leemos las Escrituras y analizamos la historia del pueblo de Israel vamos a ver que continuamente se separaban tras vanidades y falsos dioses; que en su humanidad eran infieles al Único y Verdadero Dios; sin embargo, vemos también la misericordia y fidelidad de Dios para con ellos que muchas veces les llamó al arrepentimiento, les perdonaba cuando se arrepentían y se humillaban delante de su presencia.

 Hoy en día Jesucristo pagó por nosotros todo pecado cometido y nos ha reconciliado con Dios, el pecado ya no se enseñorea de nosotros (Romanos 6:14) y por eso debemos entender que no es el pecado el que nos condena, es el creernos autosuficientes y que por medio de nuestras fuerzas podemos alcanzar la salvación; la desobediencia y el desconocimiento de la Verdad es la que nos puede arrastrar al mal; recordemos que Jesucristo nos ha prometido un camino al Padre, que nos muestra la Verdad y que nos da la Vida eterna (Juan 14:6); ahora, esto no es sinónimo de que podemos pecar deliberadamente .

 Oremos: amado Padre, gracias por el pago que hiciste para comprarnos, gracias porque sabemos que fue a precio de sangre que fuimos liberados de la esclavitud del pecado y que por medio de Jesucristo somos libres y tenemos vida eterna; te alabamos por ese gran amor y por tu infinita misericordia, amén