Tu viaje a través del dueloMuestra

DÍA NUEVE: Culpa y Perdón 

Todos los que experimentan la muerte de un ser amado sienten remordimientos. Hay cosas que desearías haber hecho y otras cosas que desearías no haber hecho.

Mucho de eso es una culpa falsa; no podrías haber sabido o hecho algo diferente. Y, aún todo ser humano ha fallado de alguna manera. Posiblemente hayas causado dolor a tu ser amado y/o hayas fallado en frenar aquello que podrías haber prevenido. 

La única manera de lidiar con la culpa—sea verdadera o falsa—es entregarla a Jesús. Él te ofrece un perdón real. Es demasiado grande para que la cargues por tu cuenta. 

El duelo a veces viene con situaciones complicadas como homicidio, suicidio, mala praxis médica, negligencia, abuso u otra clase de violencia. Tu dolor puede ser especialmente profundo. 

Está BIEN sentirse enojado, incluso puede que estés enojado con tu ser amado que murió. Y si otros causaron la muerte de tu ser querido, es correcto que rindan cuenta a través de cualquier medio legal disponible. 

Pero en cierto punto necesitarás enfrentar el asunto del perdón. 

El perdón no significa que está BIEN. ¡NO LO ESTÁ! Esa es la razón por la cual perdonar es la única manera de librarse del veneno de la amargura. 

Que Dios decida las consecuencias. En el tiempo correcto, elige dejar ir y permtir que Él lo maneje.