Tu viaje a través del dueloEjemplo

DÍA UNO: Dolor y esperanza al mismo tiempo

Como creyentes nos entristecemos cuando un ser querido muere. La muerte duele, ¡y mucho! El testimonio de las Escrituras y de los cristianos durante los últimos 2000 años o más es que creer en Jesús no elimina el dolor. La muerte es un enemigo.

De alguna manera, tal vez el duelo sea aún más doloroso para el creyente. El amor de Dios ha ablandado nuestros corazones al punto que cuidamos y amamos más, por lo cual el dolor de la muerte es más insoportable. Un profundo dolor es el precio de un gran amor. 

Sí, nos afligimos. Pero lo hacemos de manera diferente.

La diferencia no es la ausencia de dolor. Es que experimentamos un dolor insoportable y una esperanza incontenible al mismo tiempo.

Para el cristiano este viaje se trata de atravesar el dolor humano mientras le da a Dios la plena oportunidad de traer una completa sanidad.

Se trata de abrazar lo que "no está bien" de la muerte, y finalmente elegir continuar viviendo de todos modos.

A veces las olas del dolor y las olas de la esperanza se perseguirán entre sí mientras chocan con las orillas de tu alma. Sólo un creyente que está en duelo puede entender cómo es posible sentir un dolor tan insoportable y aun así tener tal esperanza indestructible. 

Está bien que te duela. Y está bien tener esperanza.