Escuchando a DiosEjemplo

Como distinguir la voz de Dios de la del Enemigo

En ocasiones la gente me pregunta: “Cuando me predispongo a oír la voz de Dios luego de haber orado, a veces me parece oír dos voces, ¿Cómo puedo saber si estoy escuchando la voz de Dios o la del Enemigo?”

Esta es una pregunta legítima ya que el Enemigo también intenta que lo escuchemos. Conocemos del pasaje de la tentación de Jesús en el desierto (Mat. 4:1-11) que Satanás intentará de varias formas convencernos de escucharlo a él en lugar de a Dios. El apóstol Pedro nos advirtió que debemos cuidarnos del diablo quien anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar. (1 Pe. 5:8). Debemos estar en continua alerta para asegurarnos que estamos escuchando la voz de Dios al orar y esperar oír la respuesta de Dios.

Pedro había sido un seguidor de Jesús desde los comienzos de su ministerio en el Tierra, sin embargo él llegó a hablar como el Enemigo. Luego de que Jesús le contara a sus discípulos que en Jerusalén iba a sufrir muchas cosas de parte de las autoridades religiosas, iba a morir y resucitar al tercer día, tomándolo a Jesús aparte, Pedro le dijo “—¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá.” (Mat. 16:22). Por más bien intencionado que Pedro pudo haber intentado ser, sus palabras no estaban alineadas con las de Dios pero estaban alineadas con el mensaje de Satanás. Jesús se volvió y le dijo a Pedro: “¡Apártate de mí, Satanás, pues eres un tropiezo para mí! Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres.” (Mat. 16:23).

Lo que aprendemos del ejemplo anterior de Pedro es que a veces la voz del Enemigo viene a nosotros no por medio de nuestros pensamientos o imaginaciones sino por medio de las palabras de otras personas —aunque algunas parezcan bien intencionadas. La Biblia nos asegura que existe una manera de distinguir la voz del Enemigo de la voz de nuestro Señor. Yo creo que podemos distinguir diferencias en los mensajes.

Satanás dice: 

· Haz lo tuyo; haz lo que quieras hacer.  

· Solo vives una vez. 

· No te preocupes por lo que otros dicen.

· Eres tan maduro como necesitas ser. Eres un adulto.

El Señor Jesús dice:

· Considera los efectos de tu comportamiento en los demás. Vive de forma desinteresada, dando vida.

· Vive con la vista puesta en la eternidad.

· Recibe el consejo de Dios.

· Continúa creciendo y madurando y volviéndote más y más como Jesucristo.

Ciertamente, el resultado es diferente para nosotros cuando decidimos prestar atención a la voz y el mensaje de Satanás en lugar de los del Señor. El camino de Satanás siempre conduce a la pérdida, la destrucción y la muerte. El camino del Señor siempre conduce a una vida abundante y eterna.(Juan 10:10). 

A medida que continuamos caminando diariamente con nuestro Padre, meditando en Su Palabra y buscándolo en oración, crecerás en tu habilidad para discernir la voz de Dios y desarrollar un oído para escuchar lo que Él te está diciendo. Llegarás a conocer Su voz de manera inequívoca e inmediata, porque Él es tu Padre y te llama por tu nombre.