Las epístolas de Pablo en prisión: Pablo y los filipensesMuestra
Los sufrimientos de Pablo en prision: 2 Corintios 1:8
A lo largo de su extenso ministerio, con frecuencia Pablo sufrió grandemente. Fue azotado repetidamente, golpeado con palos y perseguido por asesinos. Fue encarcelado varias veces y en una ocasión fue apedreado hasta ser dado por muerto. No siempre pudo sobrellevar bien esas dificultades. A veces, estaba deprimido, hasta desesperado. Por ejemplo, durante este tercer viaje misionero, escribió estas palabras en 2 Corintios 1:8::
Hermanos, no queremos que desconozcan las aflicciones que sufrimos en la provincia de Asia. Estábamos tan agobiados bajo tanta presión que hasta perdimos la esperanza de salir con vida (2 Corintios 1:8).
Aquí, Pablo describe su sentimiento de derrota, de haber perdido temporalmente la esperanza debido a las terribles condiciones y circunstancias que soportó.
Pablo sabía que la vida nunca es totalmente irremediable, que Dios es capaz de rescatarnos de cualquier problema. Pero también era un ser humano con debilidades como las nuestras. Y la verdad es que a veces saber y confiar en la soberanía de Dios no es suficiente para protegernos de la desesperación. Incluso Pablo luchó. Incluso Pablo quiso rendirse. Incluso Pablo se sintió abandonado.
Al leer los detalles de su epístola a los filipenses, parece que también estuvo luchando con sentimientos similares mientras escribía a esta iglesia que tanto amaba. Su teología lo ancló en la verdad animándolo que Dios estaba obrando para bien, inclusive a través del sufrimiento. Pero el corazón de Pablo seguía cargado, y su dolor era profundo.
En su carta a los filipenses, Pablo no expresó todos los problemas que pesaban en su mente. Pero sí habló de algunos de ellos y reveló el impacto que esos problemas en conjunto estaban teniendo en su estado mental. Por ejemplo, frecuentemente habló de la muerte como un alivio bienvenido para su sufrimiento. En Filipenses 3:10, escribió estas palabras:
...a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder de su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte (Filipenses 3:10).
En este versículo, Pablo revela que su sufrimiento actual era tan grande que su mayor esperanza de escape era la muerte. Y vió sus sufrimientos actuales como razones para su muerte. En Filipenses 1:20, Pablo explicó su perspectiva de esta manera:
Mi ardiente anhelo y esperanza es que en nada seré avergonzado sino que con toda libertad, ya sea que viva o muera, ahora como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo (Filipenses 1:20).
A Pablo le faltó coraje en este punto, pero tenía la esperanza de recuperarlo antes de ser probado. Su preocupación era honrar a Cristo —ya sea resistiendo la prueba con valentía o al morir con dignidad y determinación, sin abandonar su confesión de fe. Inmediatamente después de esto, Pablo expresó su deseo de morir con estas palabras:
Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia. Si seguir viviendo en este mundo representa para mí, un trabajo fructífero... me siento presionado por dos posibilidades: deseo partir y estar con Cristo, que es muchísimo mejor (Filipenses 1:21-23).
Cuando escribió esto, Pablo deseaba morir. Pero en realidad él deseaba vivir y predicar —para llevar el evangelio a nuevos lugares y pueblos, para llevar la salvación al mundo.
Escrituras
Acerca de este Plan
Este Plan examina la carta de esperanza y aliento de Pablo durante los tiempos de persecución y angustia que él y los filipenses experimentaron.
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