Las epístolas de Pablo en prisión: Pablo y los filipensesMuestra

Filipos: Hechos 16:12-40

Filipos era una ciudad importante en la provincia romana de Macedonia, un área que ahora es parte de la Grecia moderna. Estaba situada a lo largo de la Vía Ignatia, el camino principal que conectaba la ciudad de Roma con las provincias orientales de su imperio. Poseía un estatus especial con Roma por lo que tenía los mismos derechos de una colonia romana en Italia, incluso otorgaba a sus habitantes la ciudadanía romana.

Pablo fundó la iglesia de Filipos durante su segundo viaje misionero alrededor del año 49 ó 50 DC. Antes de llegar a Filipos, él estaba ministrando en Asia. Es ahí donde tuvo la visión de un hombre rogándole que llevase el Evangelio a Macedonia. En respuesta a esta visión, Pablo navegó hacia Macedonia, desembarcando en Neápolis, dirigiéndose tierra adentro hacia la ciudad de Filipos, unas 10 millas al noreste de Neápolis.

Muchas de las actividades de Pablo en Filipos están detalladas en Hechos 16:12-40. Por ejemplo, fue en Filipos donde Pablo predicó a la primera persona convertida en Europa, la comerciante Lidia, y fue en Filipos que lo encarcelaron por un exorcismo practicado a una joven esclava. Es aquí también donde el famoso carcelero filipense profesó la fe en Cristo al sentirse conmovido por la compasión de Pablo hacia él.

El ministerio de Pablo en Filipos fue tan exitoso que aún cuando se marchó de la ciudad, los cristianos filipenses apoyaron a Pablo enviándole ofrendas cuando atravesó por necesidades económicas. Considera Filipenses 4:15-16, donde Pablo escribió sobre su generosidad:

Cuando salí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en mis ingresos y gastos, excepto ustedes, incluso a Tesalónica me enviaron ayuda una y otra vez para suplir mis necesidades. (Filipenses 4:15-16).

La iglesia de Filipos amaba a Pablo y le ayudaba regularmente con sus ofrendas. De acuerdo a Filipenses 4:10,18, los filipenses también enviaron a Pablo una ofrenda cerca al tiempo en que él les escribió la carta. Considera las palabras que les dirigió Pablo:

Al fin han vuelto a interesarse en mi, claro está que tenían interés, sólo que no habían tenido la oportunidad de demostrarlo...tengo hasta de sobra ahora que he recibido de Epafrodito lo que me enviaron. (Filipenses 4:10, 18).

Aunque habían algunos creyentes filipenses que parecían tener estabilidad económica, la iglesia en su integridad era excepcionalmente pobre por lo que no siempre podían ayudar a Pablo. Pero, cuando tenían la oportunidad, lo hacían generosamente.

Y tal como los filipenses amaban a Pablo, él también sentía profundo afecto por ellos. Él los amaba por su compromiso con el Señor y por la manera en que fueron sus compañeros al ministrar el evangelio. Fueron sus amigos cercanos, personas cuya compañía disfrutó y cuya presencia extrañó. 

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