Decisiones que transforman Muestra
Día 2 (Extracto de la semana 1, día 3)
A primera vista pareciera que el problema de María o Miriam, y también de Aarón, era el matrimonio de Moisés, pero en realidad eso fue meramente un pretexto que ocultaba lo que realmente estaba molestándoles.
En su cuestionamiento en realidad lo que se menciona es el papel protagónico de su hermano. ¿Qué los motivó? Celos y envidia. Los celos dicen: «temo perder lo que tengo». Tal vez ella pensó que ahora que Moisés era el líder, nadie prestaría atención a sus cantos, ni siquiera las mujeres a las que había guiado en aquel día histórico.
La envidia dice: «yo quiero lo que tú tienes». ¿Qué quería Miriam? Lo que tenía Moisés, el mismo respeto y reconocimiento porque, a fin de cuentas, «Dios también había hablado a través de ella». ¿Te suena familiar?
Todas luchamos con eso en un momento u otro de la vida, o quizá en más momentos de los que quisiéramos admitir. ¿Y sabes por dónde empiezan la envidia y los celos? Por la comparación. Cuando yo comparo mi realidad con la tuya. Cuando tú comparas tu familia con la de tu amiga. Cuando comparamos nuestros ministerios, nuestros trabajos, poco a poco nuestro corazón comienza a contaminarse y sin darnos cuenta llegamos al punto en que Miriam se encontró, cuestionando a Moisés… ¡y a Dios!
Miriam pagó un precio muy alto, se enfermó de lepra y la expulsaron del campamento. Gracias a Dios que ya no es así, ¡si no necesitaríamos muchos hospitales para leprosos! Tú y yo ahora vivimos bajo la gracia de Dios que nos dice: con envidias y celos, te amo y te perdono. Sin embargo, eso no nos exonera, ¡al contrario! La Palabra está llena de exhortaciones a cuidar de nuestro corazón y limpiarlo de cosas tan contaminantes como estas.
La actitud de Miriam tuvo repercusión no solo para ella sino para los demás, pues el pueblo tuvo que detener la marcha. Y lo mismo puede suceder en nuestra vida.
Con toda honestidad, ¿se está enfermando tu corazón por causa de este mortífero veneno? La única manera de liberarnos es dejar que Dios nos cure. Y para ello necesitamos comenzar por reconocer los celos y la envidia como lo que son, un pecado que tenemos que confesar a Dios y arrepentirnos. Y luego, rendirnos a la obra transformadora del Espíritu Santo para que esta actitud cambie. Esa es una decisión crucial.
Escrituras
Acerca de este Plan
Este estudio bíblico se centra en la vida de ocho mujeres de la Biblia. Cómo sus decisiones cambiaron sus vidas para bien o para mal, y lo que podemos aprender de ellas en su propio viaje. A lo largo de este estudio personal, las mujeres aprenderán a aplicar las enseñanzas de este estudio bíblico a sus propias vidas y podrán experimentar el diseño de Dios por sí mismas.
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Nos gustaría agradecer a Lifeway Global por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.lifewaymujeres.com