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El camino de vuelta a Dios

No sé dónde estés hoy. Puede que estés muy lejos de Dios. Tal vez no has asistido a la iglesia en años o tal vez solo has estado distante por uno o dos meses. Tal vez has tenido una de esas semanas en las que piensas "Realmente no siento la presencia de Dios en mi vida:" Sin embargo, todos anhelamos estar cerca de Dios. ¿Cómo volvemos a Él?

Este es el camino de vuelta a la transformación espiritual — las cuatro cosas que necesitas para volver a Dios.

1. Estar harto de tu vida.
Nada pasará en tu vida hasta que dejes de estar satisfecho con la forma que eres, hasta que puedas decir "no me gusta esto. Estoy cansado de estar estresado todo el tiempo. Cansado de estar frustrado. Cansado de tener exceso de trabajo siempre. Cansado de sentirme lejos de Dios.” 

¿Por qué permite Dios que llegues a este punto? Porque te ama tal y como eres, te ama demasiado como para permitir que sigas así. Él no permitirá que desperdicies tu vida. 

Jeremías 29:13 dice "me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón". (NVI). 

2. Confiesa tu pecado.
Islas 59:2 dice "Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios. Son estos pecados los que lo llevan a ocultar su rostro para no escuchar." (NVI). 

¿Alguna vez has orado y sentido que Dios está a millones de kilómetros de distancia o como si hubiera un velo entre tú y Dios?

¿De dónde viene? Tus pecados te han separado de Dios. Pero si te sientes lejos de Dios, ¿adivina quién se movió? Dios siempre ha estado allí. Te ama incondicionalmente y está esperando que confieses tus pecados para que puedas tener una buena relación con Él otra vez.

3. Ofrécete a ti mismo.
La Biblia dice en 2 corintios 3:18" Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu." (NVI).

La transformación real sucede cuando tu corazón deja el egocentrismo y te centras en Dios. ¿Ya estás allí?

Esta transformación no sucede de la noche a la mañana. Dios trabajará en ti toda tu vida. Pero hay una decisión que inicia el proceso.

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