El Credo de los Apóstoles: SalvaciónMuestra
La Maldición de la Muerte: Génesis 3:19
Dios creó seres humanos que consistían de cuerpos físicos y almas no físicas. Basado en Hebreos 4:12 y 1 de Tesalonicenses 5:23, algunas tradiciones han mantenido que cada ser humano también posee un espíritu además de un alma. Pero existen aproximadamente 200 versículos en los cuales uno u otro de estos términos es usado para referirse a todo lo interior, aspectos no físicos de nuestro ser como un todo. Entonces, la mayoría de las tradiciones cristianas han concluido que las palabras “alma” y “espíritu” se refieren a la misma realidad subyacente, y que los seres humanos consisten sólo de dos partes: cuerpo y alma.
Antes de nuestra caída en pecado, nuestros cuerpos y nuestras almas no estaban afectados por el pecado y sus poderes corruptores. Pero cuando Adán y Eva cayeron en pecado, el pecado corrompió no sólo sus almas, sino también sus cuerpos. Y esta corrupción de sus cuerpos resultó finalmente en su muerte física.
Consideremos la maldición de Dios sobre Adán en Génesis 3:19:
Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
(Génesis 3:19)
Cuando Adán y Eva pecaron en contra de Dios, Él maldijo a ambos. Y parte de esta maldición fue que ellos podían ser mortales. Ellos eventualmente morirían y regresarían al polvo. Y debido a que todos los seres humanos descienden de Adán y Eva, todos nosotros nacemos con una corrupción similar.
Como Pablo escribió en Romanos 5:12:
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. (Romanos 5:12)
El pecado afectó a Adán y Eva tanto en formas físicas como espirituales. Y debido a que nosotros somos sus descendientes naturales, nosotros llevamos la misma maldición. Nuestras almas vienen al mundo en un estado que la Biblia describe como muerte espiritual. Estamos bajo el juicio de Dios, y hemos perdido toda habilidad para complacerle. Leemos sobre esto en pasajes como Romanos 5:12-19, y 8:1 al 8.
Y al igual que Adán y Eva, nuestros cuerpos también son corrompidos por el pecado. Esta corrupción resulta en dificultades físicas, enfermedades, y eventualmente muerte. Pablo hablo acerca de esto en Romanos 6:12-19, y 7:4-25. El pecado corrompe todo lo que somos - todo nuestro ser, cuerpo y alma. Pero la maravillosa promesa de Dios es que la salvación en Cristo redime tanto nuestras almas como nuestros cuerpos.
Escrituras
Acerca de este Plan
Este plan de lectura aborda el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la naturaleza de la vida eterna.
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Nos gustaría agradecer a los Ministerios del Tercer Milenio por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://es.thirdmill.org/