Año nuevo, Nuevas misericordiasMuestra

Tu descanso no se logra al resolver tu vida, sino al confiar en Aquel que lo tiene todo resuelto para tu bien y Su gloria.

Nos dirigíamos al centro comercial local con nuestros dos niños pequeños cuando nuestro hijo de tres años preguntó de la nada: "Papá, si Dios lo hizo todo, ¿hizo los postes de luz?" Pensé que lo mismo que todos los padres piensan una y otra vez mientras tratan con las interminables preguntas de "por qué" que hacen los pequeños: "¿Cómo llegamos de donde estamos a donde debemos estar en esta conversación?" O, "¿Por qué tiene que hacerme preguntas que comienzan por “por qué “ todo el tiempo?”

Los seres humanos tienen un profundo deseo de saber y entender. Pasamos gran parte de nuestro tiempo mental diario tratando de resolver cosas. No vivimos por instinto. No dejamos nuestras vidas en paz. Todos somos teólogos. Todos somos filósofos. Todos somos arqueólogos que cavamos en los montículos de la vida para tratar de dar sentido a la civilización que es nuestra historia. Esta motivación mental diseñada por Dios está acompañada por dones analíticos maravillosos y misteriosos. Este impulso y esos dones nos diferencian del resto de la creación. Son santos, creados por Dios para acercarnos a Él, para que podamos conocerlo y comprendernos a nosotros mismos a la luz de Su existencia y voluntad.

Pero el pecado hace que este impulso y estos dones sean peligrosos. Nos tienta a pensar que podemos encontrar nuestros corazones descubriéndolo todo. Es la forma de vida "Si solo pudiera entender esto o aquello, entonces estaría seguro". Pero nunca funciona. En tu momento más brillante, te quedarás con un misterio en tu vida; A veces incluso un misterio doloroso. Todos enfrentamos cosas que parecen tener poco sentido y no parecen servir a ningún buen propósito. Así que el descanso nunca se encuentra en la búsqueda para entenderlo todo. No, el descanso se encuentra en confiar en Aquel que lo entiende todo y lo gobierna todo para Su gloria y nuestro bien.

Pocos pasajes captan ese descanso mejor que el Salmo 62: 5–7: “Solo por Dios, alma mía, espera en silencio, porque mi esperanza es de él. Él solo es mi roca y mi salvación, mi fortaleza; No seré sacudido. En Dios descansa mi salvación y mi gloria; Mi roca poderosa, mi refugio es Dios”.

En los momentos en que desearías saber lo que no puedes saber, se puede lograr el descanso. Hay quien sabe. Él te ama y gobierna lo que no entiendes con tu bien en mente.