La presencia de Jesús

Por Danny Saavedra

«Pocos días después, María fue de prisa a la zona montañosa de Judea, al pueblo donde vivía Zacarías. Entró en la casa y saludó a Elisabet. Al escuchar el saludo de María, el bebé de Elisabet saltó en su vientre y Elisabet se llenó del Espíritu Santo. Elisabet dio un grito de alegría y le exclamó a María: —Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y tu hijo es bendito. ¿Por qué tengo este honor, que la madre de mi Señor venga a visitarme? Cuando escuché tu saludo, el bebé saltó de alegría en mi vientre. Eres bendita porque creíste que el Señor haría lo que te dijo» (‭‭Lucas‬ ‭1:39-45‬ ‭NTV‬‬).

Hay una canción genial por Brian y Katie Torwalt con letra que dice: "Cuando entras en un cuarto todo cambia; la oscuridad empieza a temblar a la luz que Tú traes. Y cuando Tú entras en un cuarto, cada corazón empieza a arder y nada importa más que quedarnos aquí sentados a Tus pies adorándote". 

Pocos pasajes en la Biblia me llenan con tanta emoción como esta área de las Escrituras en Lucas 1. Imagínate la escena conmigo por un momento... Tan pronto como el ángel Gabriel pronunció a María la asombrosa, milagrosa noticia que cambiaría el mundo, que el tan esperado Mesías iba a nacer a través suyo, ella empezó a prepararse para hacer un viaje a visitar a su prima Elisabet, quien según dijo el ángel, también iba a dar a luz.

Unos pocos días después ella llegó y saludó a su prima, probablemente con "La paz esté contigo" como era costumbre. Y tan pronto ella entró en el cuarto, tan pronto como la voz de María alcanzó los oídos de Elisabet, algo milagroso y asombroso pasó: el bebé en su vientre saltó de alegría. Solamente por el sonido de su voz, el no nacido Juan, quien algún día bautizaría al no nacido Jesús saltó dentro de ella. ¿No te parece asombroso?

Refiriéndose a esto, el teólogo Matthew Poole notó: "El movimiento del niño en el vientre de la madre... no es poco usual... pero sin duda este movimiento fue más que ordinario". Es probable que Elisabet sintiera a Juan dando patadas o moviéndose antes, pero nada como esto, nunca como esto. Esto fue adoración en el vientre; era como David en 2 Samuel 6:14, NTV, quien «danzó ante el SEÑOR con todas sus fuerzas», pero esto tomó lugar en el vientre de Elisabet. En ese momento, por medio del Espíritu Santo, reconoció la causa de sus saltos. ¡Supe que estaba en la presencia del Señor, el Hijo de Dios, el Mesías, el Redentor. 

Y así, exclamó con emoción: «¿Por qué tengo este honor, que la madre de mi Señor venga a visitarme» (‭‭Lucas‬ ‭1:43‬ ‭NTV‬‬)? Me encanta como la New English Translation (NET, énfasis añadido) traduce este pasaje: "¿Y quién soy yo que la madre de mi Señor vendría a visitarme?

Cada vez que leo este intercambio me conmuevo a lágrimas. ¿Puedes imaginarte el sentimiento de Elisabet cuando se dio cuenta en cuya presencia estaba, cuando el Espíritu Santo le reveló que es Él; ¡Tu Salvador y Señor está aquí en el vientre de tu prima!? Me recuerdo de Simeón, que al ver a Jesús, tuvo el honor de sostener en sus brazos al recién nacido Mesías y dijo: «Porque han visto mis ojos tu salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos» (‭‭Lucas‬ ‭2:30-31‬ ‭NVI‬‬).

Hay una alegría indescriptible cuando estamos en la presencia de Jesús. Hay plenitud, una paz, emoción que nos causa a prorrumpir en celebración y alabanza pura y descarada. ¡Las cadenas se rompen, escamas son quitadas, la sanación ocurre, la oscuridad huye y los cansados encuentran reposo. ¡No hay nada parecido en todo el mundo! Como creyentes tenemos la oportunidad de vivir en esta realidad todos los días. 

Yo oro que cada uno de nosotros recordemos esto: que nunca perdamos la maravilla, asombro y alegría de vivir cada momento en la presencia del Señor por el Espíritu Santo que mora en nosotros. Oro que nunca demos por sentado Su presencia y que continuamente, diariamente recibamos una llenura fresca de Su Espíritu. 

Así como lo hizo María durante su embarazo, llevamos la presencia de Dios dentro de nosotros dondequiera que vayamos. ¡Llevamos el glorioso regalo de Dios dentro de nosotros, un regalo que hemos sido comisionados a compartir con el mundo a nuestro alrededor! Así que te pregunto: ¿Qué estás haciendo con ello? ¿Cómo es cuando entras un cuarto? ¿Cómo reacciona la gente cuando te encuentre, cuando oiga tu voz? ¿Es evidente a ellos la tangible presencia del Señor? ¿Está brillando por tu vida la luz del mundo, o la has cubierto y escondido? 

Amigos, al acercarnos a la Navidad, un día festivo cuando las luces de celebración llenan las ciudades, oro que nosotros con el Espíritu del Redentor dentro brillemos la luz de Cristo «para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo» (‭‭Mateo‬ ‭5:16‬ ‭NVI‬‬).