Yo Voy a PelearMuestra

TERCER DÍA:

Las personas generosas:

ofrecen SACRIFICIOS

¿Puedes imaginarte que Dios viniera a ti hoy y dijera: “¿Qué quieres? Pídelo, y te lo daré.”? Si te pasara a ti, ¿cuál sería tu respuesta? Es importante que sepamos por qué Dios le hizo dicha pregunta a Salomón y no a otra persona. Más temprano en aquel día, Salomón fue coronado como Rey de Israel y era tradición sacrificar a un becerro. Sin embargo, ¡Salomón sacrificó 1,000 becerros! Salomón estaba dispuesto a sacrificar mucho más de lo que los demás habían sacrificado antes. Poco después, Dios le dijo a Salomón: “Pide lo que quieras”. Estoy convencido de que Dios sólo hace esta pregunta a los dadores extravagantes; no sé si se la haría a una persona egoísta porque tal vez no podría confiar en ellos.

Creo que mientras más extravagantes sean nuestras DÁDIVAS, ¡más extravagantes pueden ser nuestras PETICIONES! Como Iglesia, y en nuestra vida personal, cuanto más extravagantes somos en nuestra generosidad, más extravagantes podemos ser en lo que le pedimos a Dios. 

¿Para qué pedir un edificio, cuando podemos pedirle a Dios por toda la cuadra? 

¿Para qué pedir una carrera profesional, cuando podemos pedir un llamado del cielo?  

¿Para qué pedirle a Dios que simplemente proteja a nuestros hijos, cuando podemos pedirle que los eduque para que sean líderes que impacten de forma única su generación?

He notado en mi propia vida que a menudo quiero que Dios haga algo nuevo, pero no estoy dispuesto a hacer nada nuevo. ¿Alguna vez te ha pasado lo mismo? Tal vez has tenido un deseo de que Dios haga más por ti, pero entonces te diste cuenta de que Dios te pedía más.  

Hoy quiero animarte a que:

Sacrifiques un poco más. 

Creas un poco más. 

Preguntes un poco más.  

Veas a Dios hacer mucho más.  

¿Considerarías extravagante la forma en la que das y sirves a los demás? 

¿Cuándo fue la última vez que diste algo que fue difícil dar?

Seamos un pueblo generoso y que ofrece sacrificio.