Sí, PeroMuestra
Día 7: No sabría qué decir
La próxima barrera que veremos viene de adentro de nosotros. Surge cuando vemos lo enorme que es la tarea de cambiar el mundo — o aún la tarea de hablar con otros de Jesús —, y a la vez vemos nuestra falta de capacidad. Nos damos cuenta de que humanamente no podemos cumplir con las tareas que Jesús asigna a sus seguidores.
Misión imposible
Esta barrera nace de una realidad enorme: lo que Jesús pide de sus seguidores es una tarea muy grande — ser radical, cambiar el mundo y vivir toda la vida para ayudar a otros a conocer y a estar en paz con Dios —.
Para lograr esto, tenemos que hacer mucho:
- Vivir en contra de las normas de la cultura.
- Trabajar para sobrevivir, sin dedicar toda la vida a esto.
- Ser radicalmente generosos.
- Enfocar nuestro tiempo, tesoro y habilidades en ayudar a otros a llegar a conocer a Jesús y a entrar en su Reino.
Tal vez lo más difícil de todo es que tenemos que hablar. Tenemos que:
- Hablar con otros de su vida, de sus dolores, de sus sueños y de Jesús.
- Pedir estudios.
- Ofrecer discipular a otros Cristianos.
- Abrir la Biblia y explicar cómo llegar a ser salvos y cómo seguir a Jesús.
Hablar de Jesús es difícil. No sabemos cómo. No queremos decir algo raro ni equivocarnos. Entonces, no hablamos porque no sabríamos qué decir. No sabríamos cómo ofrecer un estudio a un inconverso, cómo sugerir un estudio de discipulado a otro Cristiano, ni cómo abrir la Biblia para explicar cómo tener paz con Dios.
Idea Principal: Dios equipa a los que llama
La Biblia está repleta con ejemplos de personas que Dios ha llamado a hacer un trabajo, pero que no podían hacer lo que Él estaba pidiendo de ellos.
- Sara y Abram tuvieron un hijo en su vejez.
- Elizabet llegó a ser la madre de Juan el bautista aunque era estéril.
- María la soltera, pobre y joven llegó a ser la madre del Mesías.
- Moisés el tartamudo sacó el pueblo de Dios de su esclavitud.
- Dios dijo a los israelitas que viajarían a la tierra de Canaán, pero no tenían cómo cruzar ni el Mar Rojo ni el Río Jordán.
Vez tras vez, vemos el mismo patrón repetirse: Dios llama a alguien y pide algo imposible; luego equipa a la persona que llamó. Y los que responden a la llamada de Dios siempre hacen lo imposible.
Dios equipa
Cuando Dios nos da una tarea su su Reino, también nos dará lo que necesitamos para cumplir con la tarea. Nos equipará — o antes, o en el momento de ejecutarla —.
Dios nos equipa por medio de:
- Su Espíritu Santo, Quien nos capacita con valor, dones y palabras.
- La lectura de la Biblia, su Palabra.
- Nuestra preparación — al estudiar, escribir y meditar —.
Empezar la tarea
El Dios que nos llama, también nos equipará. Por lo tanto, cuando Dios nos da una tarea, algo que Él quiere que hagamos, nuestra responsabilidad es empezar la tarea. No tenemos que preocuparnos tanto por lo que podemos o no podemos hacer. No debemos esperar hasta sentirnos capacitados para empezar. No debemos pasar la tarea a otra persona.
Cuando empezamos las tareas que Dios nos da, Él nos da la habilidad, el tiempo, las palabras, los recursos y el conocimiento que necesitamos para hacer el trabajo que ha pedido que hagamos. Mientras tanto, Él usa nuestra obediencia para salvar a los perdidos, madurar a sus hijos y levantar su Reino.
Acerca de este Plan
Cuando Jesús nos llama a seguirlo con total dedicación, encontramos fácilmente excusas y razones para no entregarnos por completo. Sí, pero ... Vemos las barreras que nos impiden seguir a Jesús radicalmente, y cómo superarlos.
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